La diversificación geográfica también incluye el mercado australiano, donde operadores reportan un aumento notable de interés por “los ‘Stan’” y por Mongolia, motivado por el deseo de explorar destinos auténticos, con patrimonio histórico y naturaleza en estado casi virgen. Este apetito se traduce en crecimientos de reservas de triple y hasta de cuatro dígitos en algunas rutas y circuitos, lo que sugiere oportunidades concretas para itinerarios regionales que combinen varias capitales de la Ruta de la Seda con experiencias de montaña y estepa.
Uzbekistán, por su parte, está reforzando sus lazos con India para posicionarse como hub regional de negocios, estudios y turismo, lo que abre un corredor con una de las fuentes de viajeros más dinámicas de Asia-Pacífico. Este enfoque no solo amplía el mercado potencial para circuitos culturales y city breaks en Tashkent, Samarcanda o Bujará, sino que además multiplica las posibilidades de captar segmentos MICE y de turismo médico, dos verticales con alto valor añadido y estancias medias superiores.
Las ciudades centroasiáticas trabajan, además, en un paquete de medidas que combinan conectividad y agenda de eventos para sostener el crecimiento. En Kazajistán, foros sectoriales y nuevas rutas —junto a una agenda cultural reforzada en lugares como Almaty— están elevando la visibilidad del destino en canales B2B, al tiempo que facilitan la creación de productos más competitivos para el viajero asiático. Esto incluye desde escapadas urbanas con oferta gastronómica actualizada hasta viajes temáticos vinculados a la ciencia, la exploración y la tradición nómada.
La lógica comercial detrás de este giro es clara: Asia-Pacífico cerró la primera mitad de 2025 por encima del promedio mundial en crecimiento de llegadas internacionales, impulsada por la relajación de políticas de viaje y la recuperación de la capacidad aérea. Para destinos con buena relación calidad-precio, seguridad percibida al alza y productos diferenciales —como las rutas de caravanas históricas, la arquitectura timúrida o los paisajes del Tian Shan—, enfocarse en mercados como el sudeste asiático, Corea del Sur, Japón, India o Australia ofrece una vía rápida para captar demanda que busca novedades y autenticidad sin renunciar a estándares de servicio.
De cara a 2026, las autoridades turísticas y socios privados de Asia Central intensificarán su presencia en ferias y roadshows en Asia-Pacífico, con especial atención a la formación de agentes, la digitalización del canal y el codesarrollo de producto con turoperadores locales. La mejora de la conectividad —tanto con hubs regionales como con vuelos directos estacionales— será clave para reducir tiempos de viaje y multiplicar combinaciones multidestino; al mismo tiempo, la programación de grandes eventos culturales y deportivos ayudará a distribuir la demanda a lo largo del año y a posicionar nuevas ciudades en el mapa. Con las cifras en crecimiento y una narrativa de destino cada vez más definida, Asia Central está preparada para convertir el interés de Asia-Pacífico en estancias reales, gasto turístico y empleo, consolidando su entrada en el radar global del viajero contemporáneo.