No es la primera vez que InterEnergy apuesta por el desarrollo sostenible: durante sus 20 años de colaboración con la CGI, ha canalizado más de 2.000 millones de dólares hacia proyectos de energía renovable en América Latina y el Caribe. Entre sus obras destacan la construcción de parques eólicos en República Dominicana, el desarrollo del parque Laudato Si’ en Panamá —el mayor de su tipo en Centroamérica y el Caribe— y la conversión a gas natural de la planta Energas en suelo dominicano. Asimismo, en los últimos tres años ha instalado más de 270 MW en energía solar y 150 MWh en sistemas de almacenamiento bajo la filial CEPM, y ha logrado electrificar completamente Isla Saona con energía renovable desde 2023.
La estrategia contra el sargazo se concibe como un esfuerzo público-privado coordinado. El alga marina que invade costas caribeñas representa no solo un problema ecológico, sino también una amenaza directa al turismo costero, pues puede colmatar playas, afectar la calidad del agua y deteriorar la experiencia del visitante. Los destinos más dependientes del turismo son los más vulnerables ante episodios masivos de sargazo, por lo que esta inversión aspira a convertirse en un instrumento clave para proteger la economía local, las fuentes de empleo y la sustentabilidad de los territorios.
En República Dominicana, el primer bastión de este plan, se espera que el fondo permita desplegar sistemas de recolección, transporte y disposición adecuada del alga, así como tecnologías que prevengan o reduzcan su descarga en zonas sensibles. Estas acciones requieren coordinación con autoridades ambientales, portuarias y locales para diseñar respuestas oportunas y eficaces frente a invasiones recurrentes.
Pero el alcance del plan va más allá de lo nacional: pretende servir de modelo replicable para otros países caribeños afectados, como Jamaica, México, Belice, Puerto Rico y algunas islas del sur del Caribe, donde el sargazo ha cobrado protagonismo en los últimos años como riesgo latente para playas, ecosistemas costeros y reputación turística. De hecho, buena parte de las dinámicas llamadas a combatir este fenómeno deberán contemplar cooperación regional, intercambio de buenas prácticas y acceso a financiamiento internacional.
Al focalizar los primeros esfuerzos en la República Dominicana, InterEnergy apuesta por un territorio emblemático del turismo caribeño que ha sufrido las consecuencias del sargazo en temporadas recientes. Si este plan logra contener los arribazones con eficacia, ofrecerá un alivio inmediato a las comunidades costeras y generará confianza entre inversores y operadores turísticos, fomentando la recuperación de líneas de negocio amenazadas.
Naturalmente, el éxito dependerá de la velocidad de implantación, la eficacia logística, la adherencia de actores públicos y privados, y la capacidad de adaptación a las condiciones marinas y climáticas propias de cada zona costera. Asimismo, será esencial que esta iniciativa se inscriba en un marco normativo robusto y cuente con seguimiento ambiental y social riguroso para asegurar que los beneficios respondan a los objetivos de sostenibilidad y resiliencia planteados.
Con esta apuesta de 50 millones de dólares, InterEnergy no solo envía un mensaje de urgencia frente al sargazo, sino también una apuesta por el futuro del turismo caribeño: un turismo que sea ecológicamente responsable, energéticamente renovado y socialmente inclusivo. El tiempo dirá si esta estrategia logra transformar un desafío creciente en una oportunidad para consolidar la posición del Caribe como destino sostenible, resiliente y competitivo en el mapa global del turismo.