Elegir Yuyuan Garden como primer emplazamiento para este experimento no fue casual. Este enclave histórico y muy frecuentado por visitantes internacionales se convierte así en laboratorio vivo para probar y refinar el sistema antes de desplegarlo en otros puntos del país. Durante el acto de inauguración, varios turistas extranjeros pudieron interactuar con la pantalla, comprobar su capacidad para guiar recorridos, recibir traducciones contextuales y efectuar pagos mediante tarjetas internacionales, comprobando in situ su funcionamiento.
Este proyecto se inscribe en una estrategia más amplia: convertir el país en un destino más accesible, inteligente y amable para quienes nos visitan. Hasta ahora, uno de los principales obstáculos para los turistas era el idioma, las diferencias en sistemas de pago o la falta de información clara al recorrer mercados, calles antiguas o centros históricos donde el servicio digital aún no estaba presente. Con esta pantalla, se reduce esa fricción: los visitantes podrán entender mejor los productos culturales locales, decidir por sí mismos y pagar con la comodidad que esperarían en sus países de origen.
Además, su diseño modular permitirá incorporar nuevas funciones con base en el uso y el feedback de usuarios reales. Por ejemplo, podría añadirse una capa de reservas (restaurantes, espectáculos), recomendaciones personalizadas según el interés del visitante o integración con redes sociales para que el turista comparta su experiencia al instante. Asimismo, al extenderse a otras ciudades y puntos emblemáticos del país, el sistema podrá recopilar datos agregados de consumo turístico (respetando la privacidad) que facilitarán a autoridades y comerciantes ajustar oferta, horarios y servicios.
Aunque el enfoque inicial es atender funciones de “interés → compra”, los impulsores del proyecto anticipan que esta tecnología será clave para fortalecer la promoción cultural. En el largo plazo, los viajeros podrán descubrir no solo productos físicos, sino experiencias inmersivas (talleres, espectáculos, rutas temáticas) directamente desde la pantalla, con reservas y pagos integrados. Esto estrechará el vínculo entre oferta cultural y demanda internacional, reduciendo barreras logísticas.
En el contexto global, muchas ciudades han apostado a la digitalización del turismo, pero pocas ofrecen un sistema todo en uno que combine interpretación, guía de compras y pagos internacionales sin intervención manual. “Meet China” aspira a ser ese modelo. El éxito en Yuyuan servirá como modelo piloto: si los resultados son óptimos —medidos en tasas de uso, ventas realizadas y satisfacción del visitante— se acelerará su implantación en otros jardines históricos, distritos culturales, zonas de comercio tradicional y puntos de alto tránsito turístico.
Para los comerciantes locales, esta iniciativa también tiene impacto. Al integrarse en esta red digital, podrán acceder a un público extranjero mejor informado y predispuesto a comprar. La pantalla les sirve de escaparate, canalizador y asistente con traducción y pago: una vitrina automática que trabaja incluso cuando la tienda está cerrada o sin personal que hable otros idiomas. Esa visibilidad puede traducirse en un incremento real de ventas y en una mayor diversidad de clientes internacionales.
Finalmente, no es mera tecnología por tecnología: detrás de este sistema hay una visión de futuro. La decisión de probarlo en Shanghái —una ciudad puente entre China y el mundo— es simbólica. Los visitantes que experimenten esta herramienta marcarán el rumbo del turismo digital que aspira a expandirse en todo el país. Con “Meet China”, cada visitante extranjero tiene ahora una puerta digital directa al patrimonio cultural, al comercio local y a la experiencia china, sin barreras lingüísticas ni procesamientos complicados.
En un mundo donde lo físico y lo digital convergen, este proyecto podría redefinir cómo se experimenta el turismo cultural en China: menos pasos, más autonomía, más fluidez y mejores conexiones entre el visitante y el destino. Si la pantalla en Yuyuan cumple expectativas, no tardaremos en verla encendida en muchas otras ciudades chinas, acompañando al viajero desde el deseo hasta la compra con la misma eficiencia que hoy en día espera en su propio país.