La experiencia comienza bajo tierra, en la emblemática Calle Subterránea, convertida para la ocasión en un “Túnel de Tradición” que evoca el viaje al inframundo mexica. Una puesta en escena de aromas, luces y sonidos guía a los visitantes hacia una ofrenda monumental dedicada a José Alfredo Jiménez, figura esencial de la música popular mexicana. La ciudad se deja recorrer con otros códigos: por la noche, las Callejoneadas Macabras heredan el espíritu universitario de la Estudiantina y lo visten de calavera, leyendas y personajes como La Llorona, mientras las mojigangas conducen a los asistentes por los pliegues del Centro Histórico con humor, picardía y un punto de misterio.
Uno de los momentos más emotivos llega con la Procesión de los Angelitos, una marcha silenciosa que honra a las infancias que partieron demasiado pronto. Catrinas, calacas, momias y personajes legendarios acompañan el trayecto desde la Ex Estación del Ferrocarril hasta la Plaza Allende, recordando que la esperanza y la continuidad también tienen rostro de niño. No menos conmovedor es el Tapete de la Muerte, obra efímera de arte colectivo que toma la calle de Sopeña con aserrín, flores y pigmentos naturales. Sus escenas —dedicadas a la vida, al duelo, al recuerdo— son testimonio del talento comunitario y del pulso creativo de Guanajuato.
La cosmovisión indígena recupera cuerpo y voz en “Retorno al Mictlán”, un recorrido escénico que entrelaza teatro, danza y música para recrear el paso por los nueve niveles del inframundo y, con ello, la enseñanza última de la tradición: la muerte no es ruptura, sino continuidad. En esa misma clave de encuentro con el tiempo, las visitas nocturnas al Panteón de Santa Paula y al Museo de las Momias invitan a mirar de frente el misterio. Bajo la luz de la luna, el panteón —donde comenzaron a formarse las momias en 1861— revela esculturas de cantera y mármol, historias de personajes ilustres y el descenso por la antigua escalera de caracol hacia el museo, en una experiencia que combina historia, ciencia y contemplación.
El 1 de noviembre, a las 19:00 horas, el Desfile de Catrinas y Catrines recorrerá el corazón de la ciudad desde el Jardín Embajadoras hasta la Plaza de las Ranas. Trajes meticulosos, tocados espectaculares y rostros pintados darán forma a un cortejo de elegancia festiva, acompañada por música, incienso y el júbilo de familias que se reúnen para aplaudir, fotografiar y celebrar. Es una estampa que sintetiza el espíritu guanajuatense: un pueblo que cuenta su historia cantando, que aprende del pasado y que transforma la ausencia en arte, belleza y comunidad.
El Festival del Día de Muertos en Guanajuato Capital es, ante todo, una plataforma de preservación cultural e inclusión. Cada altar levantado, cada canción entonada y cada paso en las procesiones dan fe de una cultura viva que se renueva en nuevas generaciones, resiliente frente al olvido y generosa en su manera de compartir memoria. Quienes nos visiten en estas fechas no solo asistirán a un programa de actividades: serán parte de una ciudad que se vuelve santuario, de una tradición que se hace presente y de un patrimonio que se construye con la participación de todos.
Consulta el programa completo en www.guanajuatocapitalturismo.com