El propósito es doble: por un lado, reducir incertidumbres y barreras de entrada para mujeres que planifican su primera experiencia en solitario; por otro, elevar la competitividad de los destinos con herramientas digitales, datos y certificaciones que aporten confianza, desde mapas de áreas mejor vigiladas hasta botones de asistencia rápida en apps oficiales y líneas de atención 24/7.
En este marco, Portugal actúa como catalizador de una agenda compartida que incluye guías de “primera vez” por ciudades y regiones, recomendaciones de itinerarios que priorizan movilidad segura y alojamientos con protocolos verificados, así como campañas de sensibilización sobre conductas responsables dirigidas tanto a visitantes como a proveedores.
Los países integrados en la alianza avanzan, además, en la creación de un sello común de buenas prácticas que reconocerá a empresas e instituciones que cumplan criterios de prevención, respuesta y acompañamiento, con auditorías periódicas y mecanismos de reporte. Se contempla igualmente la formación de personal de hotelería, restauración, museos y transporte en atención con perspectiva de género, junto con la ampliación de redes de voluntariado y puntos de información “entre pares” donde otras viajeras comparten consejos prácticos validados por las oficinas de turismo.
El enfoque incorpora la dimensión digital como columna vertebral. Se prevé integrar en las apps turísticas oficiales notificaciones proactivas —desde cambios de horario a recomendaciones de rutas alternativas cuando haya eventos multitudinarios—, geolocalización de recursos útiles (farmacias, centros de salud, comisarías) y un directorio de servicios con verificación de reputación y cobertura de seguros. Todo ello irá acompañado de contenidos editoriales que ayuden a planificar con realismo presupuestos, códigos culturales y normas locales.
La iniciativa subraya que la noción de “destino seguro” va más allá de los indicadores policiales y exige políticas de diseño urbano que faciliten el tránsito peatonal, iluminación continua y transporte nocturno frecuente, así como colaboración con plataformas de movilidad y alojamientos para reforzar controles, trazabilidad y canales de denuncia.
De forma transversal, se incorporan metas de sostenibilidad —porque seguridad también significa previsibilidad y calidad del entorno— que promueven el reparto de flujos hacia barrios menos saturados, la señalización de senderos bien mantenidos y la oferta de experiencias con anfitriones certificados, apoyando al comercio de proximidad y a la cultura local.
Para las viajeras internacionales, el resultado esperado es un ecosistema de viaje que minimiza fricciones desde el momento de la búsqueda de información: portales en varios idiomas con consejos claros sobre documentación, salud, vestimenta y normas de convivencia; filtros en los buscadores turísticos que priorizan actividades diurnas, grupos pequeños y visitas guiadas por mujeres; y una red de establecimientos adheridos donde los estándares de atención y respuesta sean comparables entre países.
Los destinos, por su parte, ganan en reputación y recurrencia al ofrecer una promesa consistente que reduce la brecha entre expectativa y experiencia, mientras que el sector privado dispone de una hoja de ruta para invertir en mejoras con retorno medible, desde la tasa de satisfacción y la repetición, hasta los tiempos de respuesta ante incidentes.
El liderazgo de Portugal en esta alianza no pretende homogeneizar identidades, sino fijar un suelo común que permita a cada país comunicar con claridad por qué sus ciudades, rutas culturales, espacios naturales y calendarios festivos son idóneos para descubrirlos en clave individual y sin sobresaltos, y por qué viajar sola puede ser sinónimo de autonomía, disfrute y encuentro auténtico con el lugar.
En suma, la colaboración entre Portugal, Bélgica, Bulgaria, Lituania, Eslovaquia, Finlandia y Croacia sienta las bases de una nueva gramática del viaje en Europa: la de destinos que convierten la seguridad femenina en política pública, en propuesta de valor y en ventaja competitiva.