Un cambio crucial en esta evolución está en las métricas que utilizan los responsables de marketing. Han quedado atrás los indicadores simplistas como clics o número de instalaciones. Hoy, los nuevos parámetros de éxito giran en torno a la retención (cuántos usuarios regresan después de instalar la aplicación), al valor de compra por usuario (cuánto gasta alguien que ya está registrado) y a lo que se llama “conversión de calidad” (instalaciones que derivan en reservas reales y en fidelización). Este enfoque permite profundizar en los usuarios que realmente aportan beneficios, en lugar de dispersarse en números grandes pero con poco impacto económico.
La inteligencia artificial aparece como un motor silencioso pero determinante. Gracias a ella, muchas apps han logrado reducir fricciones en el uso, ofrecer búsquedas más precisas y recomendaciones más afinadas, lo que no solo mejora la experiencia del usuario sino que provoca una mayor retención y mayor capacidad de generar ingresos adicionales (“upselling”). Datos de más de 300 aplicaciones en seis de los mercados más competitivos de Europa (Reino Unido, Francia, Alemania, España, Italia y Países Bajos) muestran una reversión de la caída de la retención al día uno (punto crítico para muchas apps), que pasó de 17 % a 18 %, y un salto en el gasto promedio por usuario registrado, de 1,89 a 2,13 unidades monetarias promedio. Si bien los incrementos pueden parecer modestos, cuando se aplican a escalas grandes tienen efectos muy significativos.
Otro elemento que tomó protagonismo es el retargeting: reenfocar la comunicación hacia quienes ya son usuarios o ya instalaron la app, en lugar de invertir todos los recursos en atraer nuevos usuarios. El retargeting ya aporta más del 75 % de las conversiones en este sector, pues permite dirigirse a usuarios con intención demostrada y aprovechar canales propios como notificaciones push, correos electrónicos o mensajes SMS, que resultan mucho más eficientes y menos dependientes de plataformas publicitarias externas como redes sociales o buscadores.
Para los responsables de apps de viajes se perfilan cuatro claves esenciales: concentrarse en valor más que en volumen, aplicar la IA de forma práctica para eliminar obstáculos reales de uso, diseñar estrategias de retargeting que reactiven a quienes ya conocen la app, y fortalecer los canales propios que permiten una relación directa más rentable con el usuario.
El cambio de paradigma ya no permite ruido ni estrategias superficiales: el verdadero crecimiento en la industria de apps de viajes para 2025 se construye con inteligencia, con métricas maduras y con una mirada estratégica sobre lo que esos usuarios realmente aportan. Las compañías que entienden esto ya no compiten solo por quién tiene más descargas, sino por quién mantiene mejor a sus usuarios, los conoce profundamente y hace que cada interacción cuente.