El simbolismo de esta conmemoración trascendió lo meramente festivo. Fue un recordatorio del legado de lucha, autonomía y resiliencia que distingue a Chiquinquirá y a su gente. La celebración permitió que cada ciudadano encontrara en estas actividades no solo un motivo de orgullo, sino también una oportunidad para renovar la responsabilidad de mantener vivos los valores históricos, sociales y espirituales que han dado forma a la identidad local. En este sentido, se destacó la relevancia de la Virgen de Chiquinquirá como centro de devoción mariana de toda Colombia, elemento que conecta profundamente lo religioso, lo cultural y lo comunitario en un mismo corazón.
La historia de Chiquinquirá es un relato tejido entre la fe, la cultura y la valentía de sus gentes. Fue escenario del milagro de la renovación del Lienzo de la Virgen en 1586, hecho que la convirtió en el corazón espiritual de Colombia y en un lugar de peregrinación para millones de fieles. Años más tarde, el espíritu libertario alcanzó a Chiquinquirá, y con él, la firme decisión de sus habitantes de no ser indiferentes al clamor de la independencia. El 1 de septiembre de 1810, cuando aún las ideas republicanas eran apenas semillas, la ciudad tomó la determinación de proclamarse Villa Republicana, un gesto pionero de dignidad y libertad que la hizo parte esencial de la causa emancipadora en la Nueva Granada. Este acto de valentía es recordado como la confirmación del carácter rebelde, visionario y profundamente comprometido con la libertad de su pueblo.
Conocida como la Atenas Boyacense y la ciudad de los cien pianos, Chiquinquirá no solo se distinguió por su aporte cultural, académico y como cuna de grandes poetas, sino también por florecer como centro de música, literatura y educación. Su riqueza patrimonial se refleja en la majestuosidad de la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, declarada monumento nacional, y en la arquitectura colonial que aún guarda las huellas del pasado. Cada calle, cada plaza y cada templo relatan episodios de un pueblo que ha sabido entrelazar tradición y modernidad, recibiendo durante siglos a miles de visitantes atraídos por la espiritualidad y el lienzo milagroso.
Este aniversario contó además con un especial reconocimiento desde la Red Mundial de Turismo Religioso, programa del Tourism and Society Think Tank, que se sumó a los festejos valorando el papel de Chiquinquirá como destino emblemático de la fe y la espiritualidad en América Latina. La Directora General de la Red, Pilar Valdés Arroyo, manifestó su alegría y compromiso en un mensaje a la comunidad: “Chiquinquirá late en cada uno de nosotros y es una gran satisfacción trabajar junto al municipio y la gobernación de Boyacá para el desarrollo del turismo religioso que forma parte de la rica historia de esa ciudad y que reafirma el orgullo de ser chiquinquireños”.
Valdés subrayó además que, fruto del trabajo conjunto entre la Red Mundial, las autoridades de Boyacá y la Alcaldía de Chiquinquirá, en los próximos días podrá anunciarse un ambicioso plan de acción enfocado en el turismo religioso. Dicho plan tendrá como eje central la devoción a la Virgen de Chiquinquirá, considerada patrona y símbolo de unidad espiritual en Colombia, y que ha convertido a la ciudad en un punto de referencia para millones de peregrinos. Esta visión busca fortalecer la infraestructura turística, fomentar la investigación y la preservación cultural, y dinamizar la economía local a través de un modelo de turismo sostenible, participativo y respetuoso de la tradición.
La articulación entre historia y fe fue un factor que potenció la proyección de Chiquinquirá hacia el futuro. Con el respaldo de instituciones locales, regionales e internacionales, el municipio se consolidó no solo como guardián de un patrimonio invaluable, sino también como un espacio de encuentro donde lo religioso y lo cultural se integran en una propuesta capaz de generar desarrollo social y bienestar para la población.
Por ello, la celebración de los 215 años de la proclamación como Villa Republicana adquirió un significado aún mayor: fue la oportunidad de reconocer que Chiquinquirá no solo custodia un pasado glorioso, sino que también late con fuerza en el presente y se proyecta con esperanza hacia el porvenir. Los chiquinquireños y visitantes participaron en esta fiesta, izaron la bandera, acudieron a los actos conmemorativos y recordaron que el orgullo de ser parte de esta tierra se renueva cada día con gestos de compromiso y amor.
Porque Chiquinquirá late en cada uno de nosotros, el lunes 1 de septiembre fue una cita ineludible con la historia, la identidad y la fe. Una fecha para demostrar que el espíritu republicano, la devoción mariana y el orgullo ciudadano son el motor de un municipio que sigue escribiendo con entusiasmo nuevas páginas de grandeza.