Un dato clave es el protagonismo de los turistas chinos, que encabezan el flujo de visitantes internacionales, atraídos por la riqueza cultural del país, los puntos de rodaje de sus series más populares y el incentivo logístico de la exención de visados. Las políticas gubernamentales apuntan a reforzar estas dinámicas, con medidas como la exención temporal de visados para grupos turísticos chinos desde el 29 de septiembre.
Pero el éxito turístico conlleva también desafíos: el fenómeno del sobreturismo comienza a dejarse sentir en enclaves emblemáticos como la aldea Bukchon Hanok en Seúl y la paradisiaca isla de Jeju. Zonas que combinan la belleza arquitectónica, la herencia cultural y los paisajes naturales se ven tensionadas por el flujo masivo de visitantes, generando quejas por ruido, acumulación de basura, agresión al entorno artístico y afectación a la vida cotidiana de residentes.
En respuesta, las autoridades surcoreanas han lanzado una estrategia de descongestión inteligente: además de proteger parques naturales y sitios culturales, se promueve el turismo hacia destinos menos conocidos, distribuyendo la afluencia y animando a turistas a descubrir joyas ocultas fuera del circuito tradicional.
El gobierno busca no solo atraer visitantes, sino ofrecer una experiencia sostenible, rica y auténtica. Se impulsa la diversificación de la infraestructura turística, con mejoras en transporte, en oferta cultural urbana y rural, y en la protección de la identidad patrimonial. Además, apunta a equilibrar el beneficio económico con el bienestar local, preservando el patrimonio para las próximas generaciones.
Los datos más recientes refuerzan este panorama. En julio de 2025, Corea del Sur recibió 1,733,199 turistas, un aumento interanual del 23,1 %, y, lo que es más, superó en un 119,7 % los niveles de julio de 2019. En el acumulado de enero a julio, el total alcanzó los 10,56 millones, el 106,8 % del nivel de 2019. Estas cifras no solo subrayan la recuperación sostenida del turismo entrante, sino también el dinamismo de Corea como destino atractivo, competitivo y sostenible.
La industria del turismo coreano también se apoya en su legado cultural milenario: desde antiguos palacios en Seúl y palafitos tradicionales hanok, hasta templos budistas, fortalezas milenarias y una sorprendente variedad de destinos naturales como la isla de Jeju, las montañas del parque Seoraksan o la histórica Gyeongju.
Por su parte, la cultura contemporánea —K-pop, K-dramas, K-beauty— sigue siendo un gran imán para viajeros internacionales. La industria del cuidado de la piel coreano (K-Beauty) se ha consolidado como referente global, impulsada por la visibilidad que ofrecen las celebridades y la cultura pop, extendiendo su influencia a través de las tiendas libres de impuestos y el turismo de compras.
Este auge extraordinario, sin embargo, plantea interrogantes a futuro: ¿cómo consolidar este crecimiento sin comprometer la autenticidad y calidad del destino? En ese sentido, el desafío de Corea no es solo atraer turistas, sino gestionar un turismo responsable y equilibrado, que preserve el patrimonio cultural, revitalice regiones menos exploradas y mantenga la satisfacción tanto de visitantes como de residentes.
Con políticas integradoras, innovación cultural y promoción equilibrada, Corea del Sur demuestra que el turismo exitoso no solo se mide por cifras, sino por la capacidad de transformar esos flujos en experiencias positivas, memorables y sostenibles.