Egipto renace con Tutankamón como emblema turístico
04-09-25
Golpeado por la caída de ingresos del Canal de Suez, por la inflación y por la disminución de visitantes internacionales a raíz de la guerra en Oriente Medio, el país ha encontrado en su mayor tesoro cultural una palanca para volver a atraer al mundo: el esplendor de sus faraones y, muy especialmente, la fascinación que aún despierta la figura de Tutankamón. Con esta apuesta, la nación busca que su historia milenaria sea el motor de un renacimiento turístico capaz de sostener la recuperación económica.
El turismo no es un sector más para Egipto: representa alrededor del 8,5 % de su Producto Interno Bruto y da empleo a millones de ciudadanos. La crisis regional de 2023, marcada por el conflicto entre Israel y Hamas, redujo drásticamente las llegadas de turistas y puso en jaque a un país que depende en gran medida de este flujo internacional. Si bien los balnearios del Mar Rojo han logrado mantener parte de la afluencia gracias a visitantes de Europa del Este, el turismo cultural —el que deja mayor gasto y mayor prestigio internacional— necesita un impulso renovado.
Ese impulso lleva nombre propio: el Gran Museo Egipcio (GEM). Ubicado a tan solo dos kilómetros de las pirámides de Guiza, este imponente complejo museístico se levanta como el proyecto cultural más ambicioso del país en décadas. Con una inversión superior a los mil millones de dólares, albergará más de 100 000 piezas de la civilización faraónica, entre ellas los 5 400 objetos hallados en la tumba de Tutankamón, que por primera vez se exhibirán en su totalidad y de forma conjunta. El museo no es solo un espacio de exhibición: se concibe como un símbolo de modernidad, un puente entre la riqueza patrimonial y las nuevas formas de consumo cultural.