Desde el punto de vista de las conexiones aéreas, el país registró un incremento del 2,5 % en las llegadas internacionales por avión entre enero y junio, con crecimientos significativos desde Suecia (16,6 %) y Dinamarca (16,2 %). Fuera de Europa, las llegadas crecieron un 30 % desde Australia, un 9,35 % desde Canadá, un 2,85 % desde China y un 2 % desde Estados Unidos. Este notable aumento en el número de visitantes también se reflejó en la balanza de pagos, con una contribución positiva del turismo de 11.800 millones de euros, un incremento del 14,9 % respecto a los primeros seis meses del año anterior.
Estas cifras refuerzan la visión del Gobierno francés de que el país se encuentra en la senda adecuada para alcanzar su ambicioso objetivo: llegar a generar 100.000 millones de euros en ingresos turísticos anuales antes de 2030, impulsado por el excelente rendimiento del primer semestre y los 71.000 millones de euros recaudados en todo 2024. Además, se anticipa que durante el periodo de septiembre a noviembre se producirá un crecimiento adicional del 7,7 % en las llegadas aéreas.
Para poner en contexto estas cifras, cabe recordar que el año 2024 fue un año récord para Francia: recibió más de 100 millones de turistas internacionales —un incremento de alrededor de 2 millones respecto al año anterior— y obtuvo ingresos que alcanzaron los 71.000 millones de euros, lo que supuso un aumento del 12 % respecto a 2023. A pesar de ostentar el título de destino más visitado del mundo, Francia queda rezagada frente a países como España o Estados Unidos en términos de ingresos por visitante, lo que resalta un desafío de mercado importante: convertir la gran afluencia de turistas en mayor gasto por estancia.
Esta situación plantea una paradoja. Francia recibe más visitantes que ningún otro país, pero su rendimiento económico queda en tercer o cuarto lugar en ingresos globales, muy por detrás de España, que logró 126.000 millones de euros, a pesar de recibir menos turistas. Ello se atribuye a estancias más cortas, altos porcentajes de visitantes de paso y menor gasto diario, especialmente en París.
Para cerrar esta brecha, expertos y autoridades señalan la necesidad de diversificar destinos, impulsando el turismo rural y cultural en regiones fuera de las grandes ciudades, y de promover experiencias de más valor añadido como el enoturismo, el turismo gastronómico o de lujo.
El primer semestre de 2025 marca un momento de impulso claro para el turismo francés, tanto en afluencia como en ingresos. Las cifras apuntan a una recuperación poderosa y sostenida, mientras el país trabaja para optimizar el valor económico de cada visita. Con el aval de cifras récord y la mirada puesta en las estrategias regionales y de mayor gasto por visitante, Francia se posiciona decidida a consolidar su liderazgo global en turismo hacia 2030.