Adicionalmente, el congreso se vincula a iniciativas turísticas como el circuito del chocolate que opera en el centro histórico de Mérida, concebido como una experiencia sensorial que combina degustaciones, demostraciones con maestros chocolateros y exposición del arte del chocolate artesanal. Patchamama, con casi dos décadas de experiencia en turismo comunitario, impulsa rutas que van desde lo tradicional hasta lo experiencial, integrando posadas locales, hoteles y recorridos formativos, agrícolas y en comunidades indígenas de la región andina. Mérida, con sus 23 municipios, tiene un potencial turístico incalculable que va más allá de sus atractivos paisajísticos, como su teleférico, y se extiende a la riqueza agrícola, cultural y productiva de cada rincón.
Uno de los ejes centrales del congreso será el impulso del cacao fino de aroma, especialmente el cacao porcelana, cultivado en zonas como Santa Cruz de Mora, Tovar, Bailadores y Zea. Este tipo particular es considerado entre los más valiosos tanto en el ámbito nacional como internacional. Luna comentó que, aunque históricamente esas zonas no habían sido visibilizadas dentro del mercado cacaotero, en esta edición del congreso el cacao entra con fuerza triunfal, con productores ansiosos por mostrar sus productos e ideas innovadoras.
También se pondrá el foco en los desafíos que enfrenta el sector, entre ellos el acceso a financiamiento, la capacitación continua y el acompañamiento institucional. Luna insistió en que, aunque se han dado pasos con créditos y formación por parte del Estado, el verdadero desafío es que los productores rurales se sientan seguros para negociar y participar en el mercado. Si se potencia su preparación, sostuvo, se puede impulsar una transformación que lleve al sector a otro nivel.
El papel de la ULA se ha destacado como aliado estratégico en la consolidación de Mérida como sede de congresos científicos y encuentros académicos. De hecho, ya se ha evidenciado el interés internacional: la organización ha recibido solicitudes de participación desde países como Japón, interesados en conocer el cacao y el turismo local. En ese sentido, “grandes mercados desean entrar a Venezuela”, sostuvo Luna, insistiendo en que es necesario abrir puertas y fortalecer a las comunidades campesinas para que puedan tranzar directamente sus productos.
Con el I Congreso Internacional del Cacao, Mérida no solo aspira a reunir expertos y productores, sino a proyectar una visión integradora que vincule la investigación científica, el turismo, la producción agrícola y el desarrollo local. Allí convergerán diversas miradas para potenciar un sector estratégico que puede convertirse en motor de transformación económica y cultural para la región andina y para el país.