El lujo y los viajes de expedición han emergido como ejes estratégicos para diferenciar las experiencias de los visitantes. Omán, por ejemplo, ha ampliado recientemente su red de puertos: de tres a once, con destinos como Sur, Sohar, Dibba y Masirah Island que ofrecen paisajes naturales e itinerarios menos explorados. Los atractivos van desde regiones de selva tropical como Salalah hasta ecosistemas únicos y puertos de escala con encanto propio.
Para Arabia Saudí, la apuesta también se inclina hacia lo cultural y lo natural. Jeddah, con su estatus como Patrimonio Mundial de la UNESCO, Yanbu y su casco antiguo, y Al Wajh, proyectado como puerta de entrada hacia Al Ula, son algunos de los puntos destacados en los que se está invirtiendo. Además, nuevas operaciones se han iniciado en Dammam, ampliando la diversidad de destinos dentro del país.
En paralelo, la región busca aprovechar al máximo la innovación digital y nuevas rutas marítimas. Grant Holmes, vicepresidente global del sector crucero y superyates en Inchcape Shipping Services, ha señalado que la digitalización de la experiencia de los pasajeros podría convertirse en una ventaja competitiva global para el Golfo.
Otra pieza clave del nuevo modelo es la diversificación de las ofertas. No se trata únicamente de vacaciones convencionales, sino de itinerarios que involucren naturaleza, cultura, patrimonio y experiencias singulares. Esto supone también adaptar infraestructuras portuarias, servicios turísticos, conexiones aeroportuarias y logística para soportar temporadas más largas y flujos de pasajeros distintos.
Aun cuando persisten desafíos, especialmente relacionados con la percepción de seguridad –en particular con asuntos vinculados al Mar Rojo–, las autoridades y los operadores expresan un firme compromiso con esta transformación. Las reservas muestran signos alentadores y las líneas de crucero ven con optimismo los nuevos itinerarios propuestos, así como la posibilidad de atraer pasajeros jóvenes y nuevos mercados.
En ese marco, se vislumbra una estrategia regional más integrada, donde no solo cada país competirá por su oferta turística, sino que colaborará para posicionar al conjunto del Golfo y Oriente Medio como un destino diverso, seguro y atractivo durante casi todo el año. Se espera que estas iniciativas generen no solo más arribos de cruceros, sino desarrollo económico local, generación de empleo en el sector turístico, inversiones en infraestructura y un perfil internacional reforzado.
Con todo ello, lo que estaba en puertas en Seatrade Europe 2026 promete ser un punto de inflexión para el turismo de cruceros en Oriente Medio: una apuesta decidida por calidad, variedad, innovación y una temporada extendida que permitirá consolidar la región como actor clave en la escena global del crucerismo.