Otra tendencia detectada en 2025 es el alargamiento de las estancias, impulsado por quienes trabajan de forma remota y desean combinar productividad con descanso. Estos viajeros buscan hospedajes confortables, buena conectividad, espacios verdes o tranquilos, y actividades que permitan desconectar. Al mismo tiempo, la relación calidad-precio ha emergido como el criterio más valorado al reservar: muchos prefieren gastar menos en transporte o vuelos, esperar ofertas de último momento, o elaborar itinerarios más flexibles, siempre que la experiencia global lo justifique.
El TSTT ha destacado que uno de los cambios más significativos es la mayor concienciación sobre la sostenibilidad: los viajeros piden alojamientos con buenas prácticas ambientales, destinos menos saturados, políticas de cancelación justas, transparencia en los precios y responsabilidad social de las empresas turísticas. No basta con que un lugar sea bonito: debe ser ético, respetuoso con la comunidad local y con el entorno natural.
Los destinos alternativos, menos explotados pero llenos de carácter, la autenticidad del patrimonio cultural, las vivencias locales y la oferta gastronómica tradicional también forman parte del nuevo deseo del viajero. Se observa que buscan “gemas escondidas”, lugares con menos multitudes, donde cada detalle cuente, donde se sientan parte del entorno más que simples espectadores. En muchos casos, los viajeros están dispuestos a pagar más si la propuesta ofrece un valor tangible: tranquilidad, conexión con la naturaleza, inmersión cultural, espacios de bienestar, y alojamientos boutique o sostenibles.
Las plataformas de reserva y los agentes de viajes tienen ahora el desafío de adaptar sus productos: ofertas más transparentes, políticas de cancelación flexibles, promociones last minute, comunicación honesta sobre sostenibilidad, y una narrativa que no solo venda un destino, sino una experiencia integral. En este punto, el TSTT subraya que quienes mejor logren integrar estos valores (bienestar, sostenibilidad, autenticidad) ganarán ventaja competitiva.
Otra observación importante es el creciente protagonismo del viajero como consumidor informado: utiliza redes sociales, recomendaciones, opiniones digitales, y cuestiona el impacto de sus elecciones. Los filtros en buscadores que incluyen sostenibilidad, responsabilidad social, experiencia local auténtica, y condiciones de reserva flexibles están ganando peso.
Las tendencias de reservas de viajes para 2025 revelan un cambio de paradigma: los viajeros quieren más que destinos bonitos; buscan experiencias conscientes, éticas, personalizadas, con buen precio, autenticidad y bienestar. El aporte del Tourism and Society Think Tank sirve para enmarcar este giro como algo más que moda pasajera: es la respuesta de un sector que debe adaptarse ante nuevas motivaciones sociales, ecológicas y culturales, si pretende conectar de verdad con el viajero moderno.