Carolina Hoyos
Turismo Vegano: ¿Utopía o realidad emergente?
El turismo vegano se abre paso en el mercado gracias a su carácter humano, saludable y sostenible. No obstante, existen varios interrogantes sobre esta novedosa modalidad turística que se procuran aclarar en este artículo. El turismo vegano se enfoca en el veganismo, una postura ética cuya esencia es el "respeto a los animales". Lo anterior, implica la exclusión del consumo y uso de productos de origen animal y de cualquier forma de explotación o crueldad hacia ellos; en todas las actividades turísticas posibles, incluyendo: alimentación, actividades de entretención, medios de transporte, mobiliario del alojamiento, productos de aseo e incluso los suvenires.
Es preciso aclarar que el turismo vegano no debe clasificarse solo como un subtipo gastronómico, puesto que su núcleo conceptual le da flexibilidad para adecuarse a casi todos los tipos de turismo existentes. Igualmente sucede con los intereses del turista vegano, no se pueden limitar porque sus motivaciones son realmente variadas. Por tal razón, el turismo vegano se implementa de forma transversal, ya que brinda tanto una oferta como una demanda amplia y diversa, integrando a la comunidad en general que puede disfrutar de este turismo sin ser vegana.
Si bien no existe un número oficial de veganos en el mundo, se estima que el 1% de la población es vegana y se encuentra creciendo de forma progresiva. Debido a esto, se han creado emprendimientos veganos que no solo ofrecen alimentos, sino productos cosméticos, textiles, de aseo, tecnológicos y a su vez, servicios. En el turismo también se ha reflejado este crecimiento de ofertas veganas, aunque no con suficiente variedad y cobertura a nivel global.
El turista vegano pretende más que seguir una dieta durante su viaje, rechaza —en la medida de lo posible— todo lo que involucre explotación animal. Entonces, además de no consumir carnes, leche, huevos y miel; evita el uso de cualquier producto textil, cosmético u otro que sea elaborado a partir de animales o testeado en ellos y no participa de actividades en las que se les explote como corridas de toros, peleas de gallos, circos, acuarios y zoológicos, entre muchas otras.
Por lo anterior, la mayoría de los veganos se ha enfrentado a diversos desafíos al viajar como el desconocimiento del término vegano, ingredientes no aptos en sus platos, restaurantes y menús veganos limitados a las grandes ciudades, atractivos y medios de transporte con uso de animales y pocas opciones de hotel. Es pertinente explicar que el veganismo difiere del vegetarianismo porque el primero es una filosofía de vida centrada en el respeto animal y el segundo, refiere a una dieta a base de plantas, en la cual hay subtipos que admiten el consumo de huevos, leche y/o miel e incluso de pescado y carnes de forma esporádica.
El calentamiento global, la deforestación, la contaminación y desperdicio del agua, la pérdida de biodiversidad, las enfermedades zoonóticas como el COVID-19 y la explotación y muerte de miles de millones de animales al año en diferentes industrias; han evidenciado que es indispensable y urgente replantear nuestra relación con el planeta. Por todo esto, el turismo vegano surge no solo para suplir la demanda de la población vegana mundial; sino como catalizador de procesos de concientización que contribuyan precisamente a repensar la relación con el entorno y el impacto humano sobre el planeta.
Al realizar turismo vegano se generan impactos positivos en el medio ambiente, la salud, la educación, los animales y la economía. Con la exclusión de alimentos de origen animal dentro de sus actividades, el turismo vegano reduce la huella de carbono, el calentamiento global, la deforestación, la contaminación y desperdicio del agua; ya que para la producción de un solo kilo de carne, se necesitan más de 15.000 litros de agua sumado a toda la contaminación ocasionada, la degradación del suelo y la pérdida de hábitats naturales que causa la industria ganadera.
Respecto a la salud, se produce un impacto positivo en los turistas al promover una dieta basada en plantas porque esta de forma equilibrada, ofrece beneficios cardiovasculares, reducción de enfermedades crónicas y minimiza el riesgo de contraer enfermedades zoonóticas.
Asimismo, al dar a conocer los beneficios del veganismo se crea conciencia en la población sobre el alcance e impacto de nuestras acciones en la naturaleza. Adicionalmente, se genera empatía y se mejora la calidad de vida de los animales de consumo y de las especies que se han visto afectadas por la pérdida de hábitat y la pesca incidental. En cuanto a la economía, como la mayoría del turismo, si es bien gestionado, favorece a la comunidad donde se realiza, principalmente a los productores agrícolas locales.
Los operadores turísticos veganos con más trayectoria fueron fundados en la India y Reino Unido, alrededor del año 2000. Luego, más de una década después surgieron aplicativos, guías de viaje y otros operadores con enfoque vegano en Alemania, Estados Unidos, Canadá y Brasil. A su vez, varios operadores convencionales de Reino Unido, Italia y Perú, incluyeron una oferta turística integral para los veganos. En el portafolio que ofertan se encuentran tours gastronómicos, ecoturísticos, inmersión cultural, viajes de exploración, cruceros fluviales y de expedición de lujo, aventura y deportes extremos, safaris, actividades de bienestar y retiros espirituales; incluyendo siempre comida vegana, transporte ecológico, alojamiento ético, utensilios de aseo aptos y actividades libres de crueldad animal.
Algunos operadores se enfocan en mostrar la variedad gastronómica de los destinos, pero la mayoría independientemente del tipo de turismo que desarrolle, realiza cierto tipo de activismo al ofrecer: talleres sobre cocina vegana, prácticas agrícolas sostenibles, uso de ingredientes y artesanías locales o indígenas, sensibilización sobre el cuidado de la fauna y flora, siembra de árboles, visitas a santuarios animales y actividades de voluntariado en centros de rescate y recuperación animal. Así mismo, varios realizan donativos a escuelas, bibliotecas, programas ambientales y de empoderamiento femenino. Igualmente, capacitan a hoteles y restaurantes para que puedan suplir satisfactoriamente las necesidades del turista vegano.
En relación al sector hotelero, el primer hotel completamente vegano fue creado en 2018 en Reino Unido y en 2019, se diseñó la primera suite vegana del mundo en el mismo país. Actualmente, hay hoteles denominados veganos en todos los continentes, sobre todo en Norte América y en Europa, y varias cadenas hoteleras han incorporado habitaciones veganas. Así que, sí existen opciones de alojamiento veganas que van desde grandes hoteles de lujo y de gama media hasta otros rústicos con su propia huerta, Airbnbs e incluso santuarios animales que ofrecen servicio de hotel. Estos establecimientos se caracterizan por tener un mobiliario y diseño interior elaborado con materiales de origen vegetal como bambú, cuero de piña, materiales reciclados y desde luego, cuentan con menús a base de plantas y bebidas aptas, artículos de cama, aseo y spa libres de origen animal y priorizan el uso óptimo de los recursos.
Y acerca de los restaurantes, la adición de menús a base de plantas ha crecido exponencialmente en lo que respecta a firmas reconocidas y aumenta paulatinamente en la periferia de la mayoría de ciudades.
Las oportunidades más notorias del turismo vegano son que el veganismo es una tendencia en aumento, es responsable y sostenible, con gran campo de acción y su nicho de mercado no está limitado a los veganos o vegetarianos, sino que abarca a turistas vanguardistas que sienten curiosidad por esta corriente ya sea por cuestiones de moda, ambientales, éticas o cualquier otra.
Aunque la oferta turística para veganos puede ser casi nula en algunos lugares, el turismo vegano ya no es una utopía, es una realidad. ¡Y se puede viajar siendo vegano y encontrar opciones incluso en la Antártida!
Como principales desafíos se encuentran el desconocimiento general de este tipo de turismo y del veganismo, sobre todo el rechazo a lo diferente, a quien toma decisiones que rompen con la tradición y pueden percibirse como una transgresión a la cultura tan arraigada de consumir animales y usarlos indiscriminadamente para nuestro beneficio.
Sin embargo, no se puede perder identidad cultural solo por tomar una decisión ética, las tradiciones cambian, la comida es parte de nuestra cultura pero cambia y se adapta acorde a como lo hace nuestra visión de mundo. Muchos platos típicos se pueden veganizar sin que eso signifique anular su historia, la cultura no se reduce únicamente a lo que se come, sino a lo que somos y a las decisiones que tomamos. De todas formas, las plantas siempre han estado presentes en la mayoría de nuestros platos.
Debemos ser compasivos con los animales, ellos solo desean ser amados. El veganismo está de moda pero es una de las pocas que empatiza con el planeta y por eso mismo se mantiene. El turismo vegano brinda experiencias auténticas, promoviendo el autocuidado, la responsabilidad ambiental y el bienestar animal. Más allá de hacer una conversión como si se tratara de una religión, busca generar conciencia por medio de viajes transformadores e invita al turista a ser un agente de cambio que marque una gran diferencia a través de pequeñas acciones.
.Autora: Carolina Hoyos
Guía Profesional de Turismo
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