Diana Ramiro
Turismo musical: unidos por la música y… ¿algo más?
Diana Ramiro
Turismo musical: unidos por la música y… ¿algo más?
Otro artículo de la autora: Ecosistemas Digitales Colaborativos
Diana Ramiro
Turismo musical: unidos por la música y… ¿algo más?
La música y el turismo siempre han ido de la mano, pero después de la pandemia los viajes motivados por conciertos, festivales y destinos de interés musical han experimentado un boom que sigue al alza. Según un estudio de YouGov para Amadeus, los españoles lideran el ranking de los cuatro grandes mercados europeos que han viajado —pernoctando al menos una noche— para asistir a un concierto; seguidos de los británicos, los alemanes y los franceses. Además, los españoles y los franceses son los que más están dispuestos a gastar. La segunda mitad de 2024 se espera con gran expectación en Europa debido a los festivales de verano y al arranque en suelo europeo de importantes giras de artistas internacionales como Taylor Swift, Coldplay, Bruce Springsteen o Karol G.
El caso Taylor Swift
Estos eventos generan un alto impacto económico de manera directa y también suponen una dinamización de la economía de forma indirecta en otros sectores. Un ejemplo claro es el de Taylor Swift y su The Eras Tour. La Asociación de Viajes de EE.UU. afirmó que la gira de la artista habría generado alrededor de 10 000 millones de dólares a su paso por el país, teniendo en cuenta el gasto indirecto de los asistentes en las distintas ciudades en las que se celebraron los conciertos. Incluso la Reserva Federal de EE.UU. mencionó el papel de Taylor Swift en la reactivación de la economía estadounidense.
En el caso de Chicago, las autoridades de turismo destacaron el récord de ocupación hotelera marcado por la gira de la cantante, llegándose a ocupar más de 44 000 habitaciones de hotel cada noche. La artista dio tres conciertos generando unos ingresos hoteleros de 39 millones de dólares. El Centro de Empleo y Economía de California estimó que The Eras Tour supondría un aumento de 320 millones de dólares del PIB del Condado de Los Ángeles, con un aumento del empleo en 3300 personas y unas ganancias locales de 160 millones de dólares. El propio primer ministro de Canadá le solicitó a la cantante por X que su gira pasara por suelo canadiense, al no haber anunciado fechas en el país norteamericano. Y su petición tuvo final feliz ya que Swift dará nueve conciertos en Canadá este otoño.
El efecto de The Eras Tour ha alcanzado una repercusión tan alta que hasta el Real Madrid solicitó a LaLiga poder acoger una segunda fecha de la artista en el Santiago Bernabéu el próximo 29 de mayo. El Real Madrid necesitaba la aprobación de la LaLiga ya que el fin de semana del 25-26 de mayo se celebra la última jornada de Liga y el equipo de Taylor Swift necesita 3 días de montaje antes del concierto. Al final, el gran impacto de Swift consiguió que la jornada de LaLiga se moviera al 25 de mayo para poder acoger una segunda fecha. Las entradas se agotaron al instante y ahora la reventa ha alcanzado hasta los 6000 euros por entrada. El hotel de cinco estrellas VP Plaza España Design en Madrid está vendiendo The Eras Tour como una experiencia de lujo lanzando un paquete de 30000 euros para dos personas bajo el nombre Swiftie Exclusive Pack que incluye dos noches de alojamiento en la habitación presidencial, acceso VIP al concierto y al palco del Bernabéu, transfer durante toda la estancia, un brunch antes del concierto, estilista y personal shopper para prepararse para el evento y otras experiencias post-concierto.
Nada frena a los fans
Taylor Swift es un caso único, aunque otras grandes giras de artistas de renombre también alcanzan cifras reseñables y provocan una enorme tracción. De acuerdo con Amadeus, la semana en la que Coldplay anunció sus conciertos en Barcelona, aumentaron un 154% las búsquedas de la ciudad condal respecto a la semana anterior. Además, las reservas se incrementaron en un 42%. Tampoco podemos olvidarnos de los festivales; desde los de carácter más local hasta los de mayor repercusión como Glastonbury, Coachella o Tomorrowland. La locura que desatan estos eventos ha dado lugar al término funflation que hace referencia a la inflación generada por el alto consumo en experiencias relacionadas con el mundo del entretenimiento. Algunas personas hasta se endeudan para pagar las entradas de estos conciertos.
Estamos viviendo un cambio de paradigma en el que se busca vivir el momento e invertir los ahorros en el disfrute de este tipo de espectáculos, sobre todo entre las generaciones más jóvenes.
El sector turístico ha experimentado grandes beneficios gracias al crecimiento de los viajes relacionados con conciertos y festivales. Los impactos más notables se pueden observar en los alojamientos, las aerolíneas, los trenes, las agencias de viajes —que ya ofrecen paquetes especializados—, la restauración e incluso en las empresas aseguradoras. Debido al aumento de los precios de estos eventos, se ha vuelto fundamental la inclusión de seguros de cancelación que protejan a los asistentes ante futuros imprevistos. Además, estos viajeros suelen ampliar sus estancias para disfrutar del destino en el que se celebra el concierto.
¿Por qué viajamos por música?
Precios desorbitados, endeudamiento, frustración durante horas en las colas virtuales para comprar entradas, desplazamientos de hasta miles de kilómetros, planificación con hasta más de un año de antelación, outfits de ensueño, noches en vela en las puertas de los recintos para conseguir el mejor sitio en pista… Todo por la música. ¿O hay algo más? ¿Qué nos empuja a este furor por los conciertos y festivales? ¿Es pura diversión? ¿Fanatismo? ¿FOMO (Fear of Missing Out)? ¿O una mezcla de las tres?
Tal vez dependa del tipo de evento. Los festivales suelen ser lugares de encuentro, de socialización y desfogue. También, en ciertos casos, de estatus —como el Starlite. La música en algunas ocasiones pasa a un segundo plano y lo verdaderamente importante es el plan: pasar un buen rato, bien acompañado y escuchando buena música. Olvidarse de los problemas del día a día y disfrutar del aquí y del ahora en un entorno único.
En los conciertos de un artista concreto, sin embargo, cada vez observamos con más frecuencia cómo la fascinación de los fans va creciendo en torno a la narrativa. La música sigue estando en el centro, aunque en muchos casos no en términos de calidad sino de lo que transmite. Una buena voz, buenas letras y buena técnica musical no garantizan el éxito. Lo que prima es el espectáculo y el storytelling que se genera alrededor de la obra y los artistas. La interacción con el público también se ha vuelto un gran reclamo.
Los asistentes a estos grandes eventos ya no son sujetos pasivos, sino que se sienten parte del espectáculo gracias a diferentes dinámicas, como las pulseras led. Renovarse o morir. Taylor Swift, Coldplay o Beyoncé han ido evolucionando sus shows y han pasado por estilos musicales muy variados, transformándose año tras año para llegar y/o mantenerse en lo más alto. A otros no les hace tanta falta, como a los Rolling Stones o a Bruce Springsteen.
Tal vez porque la audiencia de unos y otros, en su mayoría, son de generaciones distintas y buscan algo diferente en la música. Lo que sí que comparten todos estos artistas es su capacidad para generar comunidad. Ese sentimiento de pertenencia que te arrastra, que te hace sentir parte de un movimiento que trasciende fronteras e idiomas, que no entiende de diferencias culturales ni de edad; incluso aunque solo sea por una noche.
¿Y si ese es el auténtico miedo? El no experimentar esa sensación. Perderse la expectación, los nervios y la ilusión de los meses previos estudiando las letras e imaginando cómo será ese momento. Saber que te estás perdiendo algo irrepetible para ti, algo que te llena y te marca para siempre. El directo de esa canción especial. De esos acordes que llevan toda la vida contigo y nunca pensaste que escucharías en directo. Pero no con el fin de subir tus vídeos y fotos a redes sociales ni para estar allí porque sea el concierto de moda. Sino por ti mismo. Por tu pasión por ese artista, la música y el sentirte vivo. El sonido es una de las experiencias sensoriales que más influyen en nuestra forma de interactuar y entender el mundo.
La música activa y estimula distintas regiones de nuestro cerebro y nos permite conectar con nuestros sentimientos más primitivos. ¿Y si el turismo musical no es más que una forma de proyectar aquello que guardamos muy adentro? Esas esperanzas, decepciones, alegrías y fracasos que no nos atrevemos a expresar con palabras, pero sí con canciones. Lejos de nuestro hogar. En un sitio en el que, seguramente, casi nadie nos conoce.
Autora:Diana Ramiro Dussillat
Consultora Turística, Ocio, Lifestyle & Desarrollo de Negocio
LinkedIn: www.linkedin.com/in/diana-ramiro
Las ideas y opiniones expresadas en este documento no reflejan necesariamente la posición oficial del Tourism and Society Think Tank ni comprometen en modo alguno a la Organización, y no deberán atribuirse al TSTT o a sus miembros.
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