Lo mismo nos sucede a nosotros. Lo mismo le sucede al turismo ya que, para analizar esta isla en la que aterrizamos de forma accidentada tras la pandemia, tenemos que hacer un análisis del nuevo entorno, conocer sus recursos, planificar hacia dónde queremos ir y cómo queremos hacerlo, qué tipo de acciones debemos emprender para que el modelo sea productivo y sostenible con el medio ambiente, con las personas y con la economía. En definitiva, saber cuál es la situación actual y cuál es el entorno en el que las empresas turísticas tenemos que hacer nuestras propuestas de valor y encontrar ese modelo de liderazgo necesario para habitar y disfrutar de esta isla misteriosa.

Para ello es fundamental contar con herramientas como, por ejemplo, el análisis de datos, que nos permitan saber de dónde venimos y proyectar hacia dónde vamos. Desde la patronal que presido, elaboramos de forma periódica informes para analizar la evolución de esta isla misteriosa poscovid y planificar nuestra hoja de ruta a futuro.

El Smart Observatory es el último análisis que hemos publicado, junto con PwC, donde recogemos los datos de evolución del sector turístico español. Un estudio que nos permite analizar cómo se ha comportado históricamente el sector y explorar esta nueva “isla misteriosa” a partir de cinco indicadores clave que miden el contexto macroeconómico, los flujos turísticos, el sentimiento del turista, la intención de viaje y la demanda futura.

La última edición del informe apunta a que las perspectivas de ocupación hotelera en España para invierno de 2023 van a superar las cifras registradas en 2019, a la sombra de una posible recesión este año.

La visión optimista se sustenta en pilares como las ventas en cartera, la intención de viaje contenida, el sentimiento positivo del viajero, el interés por España y la consiguiente reactivación del turismo internacional.

Con respecto a las ventas en cartera, según el informe, las previsiones en nuestro país para el periodo diciembre-febrero superan en cinco puntos al mismo periodo del año pasado y las realizadas de forma directa casi duplican a las de la temporada de invierno de 2019. Este incremento de las reservas es generalizado en todas las comunidades autónomas españolas.

Además, el sentimiento neto positivo del viajero hacia España (+1,4 puntos) se ha recuperado, después de que se resintiera desde principios de año como consecuencia del conflicto en Ucrania.

La recuperación del turismo internacional, sustentado por una intención de viaje contenida durante estos años, también es patente. A pesar de que los meses de diciembre a febrero son considerados como temporada baja en buena parte del mercado turístico del país, el interés por viajar a España se mantiene un 40% por encima de los niveles previos a la pandemia, observando la mayor tasa de crecimiento en el mercado emisor de los países nórdicos y a la espera, todavía, de los mercados de largo recorrido.

Todo ello se traduce en una mejora del sector aéreo, que ya registra 10,9 millones de pasajeros entre septiembre y octubre, unas cifras cercanas a 2019.

Ante este nuevo escenario, tal y como sucede en “La isla misteriosa”, nuestra supervivencia dependerá de la capacidad de adaptación al medio que presentemos y de la construcción y el fortalecimiento de nuestras relaciones con los compañeros de isla, por lo que, partiendo de nuestros conocimientos, tenemos que hacer un triple análisis:

• Por un lado, debemos estudiar cuál es la situación actual del turismo, qué datos podemos utilizar para mejorar nuestro conocimiento del medio y para descubrir el potencial de nuestro sistema productivo y con qué recursos contamos. Todo ello, poniendo a las personas en el centro de la transformación digital.

• Por otro, necesitamos analizar cuáles son las formas de potenciar nuestros recursos, investigando distintos modelos de negocio que han sabido adaptarse y reinventarse y planteándonos cómo contar nuestra historia a los clientes, cómo hacer accesible nuestro entorno, qué canal utilizar para ofrecerle mis servicios.

• Y, por último, quizá podamos plantearnos la creación de un nuevo entorno, pensar en romper nuestros esquemas y ofrecer nuevas experiencias al cliente, una nueva forma de comunicarnos, etc.

 En España, en el caso del turismo, somos muchos los agentes y actores que hemos aterrizado en esta “isla misteriosa” y que estamos trabajando y poniendo toda nuestra dedicación y nuestro empeño en continuar haciendo de este sector el motor de la economía de nuestro país. Como siempre digo, somos la industria de la felicidad, puesto que nuestra labor es hacer felices a los millones de viajeros que disfrutan cada año de nuestros destinos y con ese objetivo seguiremos esforzándonos, para que España siga siendo un destino único y excepcional en esta “isla misteriosa”.

Sin embargo, al otro lado de la balanza se encuentran los factores macroeconómicos de esta “nueva isla”, que podrían ensombrecer nuestras expectativas.

Así, los principales países emisores europeos para nuestro destino, como son Reino Unido, Francia, Alemania e Italia, han recortado notablemente sus previsiones de crecimiento, que podrían tener un efecto negativo en el flujo de viajeros procedentes de estos destinos en el futuro.

Por otro lado, el actual contexto inflacionista afecta directamente al sector, que está sufriendo un incremento sustancial de los costes, especialmente de los relacionados con la energía y la alimentación. De momento, los alojamientos españoles han sido capaces de ajustar los precios de las habitaciones sin erosionar la demanda, pero permanece la incertidumbre sobre cuánto tiempo se podrá mantener esta situación si la inflación, como parece, permanece por encima del 4% en los próximos años.

En este contexto de precios, las subidas de los tipos de interés y el encarecimiento de las hipotecas se presentan como otros de los aspectos que están reduciendo la capacidad de compra de las familias y que también podrían tener sus efectos en la evolución de la industria hotelera. La devaluación del euro frente al dólar se muestra, por el contrario, como el único ingrediente macroeconómico que está jugando a favor del sector y que está fortaleciendo a Europa como destino turístico frente al resto del mundo.

El Smart Observatory incluye además una serie de indicadores retrospectivos que muestran cómo el sector hotelero español va, poco a poco, fortaleciendo sus pilares fundamentales y recuperándose de las consecuencias de la pandemia tanto en los ingresos por habitación (RevPar) como en la tarifa media diaria (ADR) que, desde junio de este año, ya se sitúan por encima de los niveles de 2019.