Zaida Mª Semprún Gómez Segura
Afloran nuevos destinos enoturísticos con nuevas ofertas y experiencias, mientras los enodestinos tradicionales se reinventan
El mapa global de las zonas productoras de vino ha cambiado en los 10 últimos años, sobre todo como consecuencia del cambio climático y los nuevos polos de consumidores.
Frente a la hegemonía que las grandes zonas productoras de Europa (Italia, Francia, España y Portugal), América del Norte (Napa y Sonoma) o Argentina y Chile en Sudamérica y Nueva Zelanda y Australia en Oceanía, nuevos jugadores reivindican su derecho al juego en el tablero enogastroturístico.
China lidera este nuevo equipo de jugadores con inversiones millonarias en la creación de complejos enoturísticos diseñados para que el enoturista interno no tenga que cruzar miles de kilometres para pasear por viñedos y visitar Chateaux.
En Yantai se encuentra la bodega más longeva de China, la zona más importante de producción vinícola y el mayor proyecto de enoturismo del mundo, que atrae a millones de personas al año, Changuy Wine City inaugurada en 2016. Otras zonas que han ido desarrollándose en los últimos 20 años tanto desde el punto de vista productivo como experiencial son: Penglai, al norte de Yantai y Pula Valley, el epicentro d ellos multimillonarios que quieren tener su propia bodega.
Taila, 2.200 hectáreas alrededor de un lago, un sueño para cualquier wine lover que quiera tener una casa entre viñedos, un proyecto inmobiliario de venta y alquiler de casas y castillos entre viñedos, con diferentes hoteles de lujo, restaurantes y otros servicios turísticos.
Cerca, geográfica y estratégicamente, India, con inversiones millonarias en infraestructuras que permiten la conectividad del enoturista indio entre las grandes urbes y la zona productora de Nashik, trenes y autopistas que permiten que el enoturista disfrute de los viñedos, restaurantes y hoteles que han ido proliferando en las bodegas, los fines de semana. El turismo del vino muestra un crecimiento anual superior al 14 % en Nashik, conocida ya como la Capital del Vino de India, gracias a esa creciente conectividad con Bombay de la que dista 180 kms y Pune a 200kms.
México, recupera la importancia y el esplendor como productor que ya tenía hace 500 años, y los viñedos se extienden ya por 17 Estados. El Consejo Mexicano Vitivinícola acaba de constituir una comisión enoturística para su plan estratégico, en México el enoturismo nacional y los vinos nacionales están de moda, el 31% del vino que se consume en el país es nacional, y gran porcentaje de su venta se hace directamente en las vinícolas, que disponen de wine bar y restaurante en su mayoría, y una compleja y armada oferta de experiencias enogastronómicas de la mano de los productores.
China, India y México son tres ejemplos de cómo las experiencias enoturísticas inmersivas se han convertido en la mejor herramienta de promoción, educación y consumo responsable para sociedades desvinculadas cultural e históricamente con el patrimonio vitivinícola se conviertan en mercados de crecimiento exponencial de consumo.
Otros destinos enogasturísticos novedosos en países más pequeños pero que atraen a miles de turistas cada año por sus playas y paisajes exóticos, Bali.
Si bien la industria vitivinícola lleva instaurada en la isla desde 1994 de la mano de Hatten Wines, ha sido en la última década cuando tanto la industria como las experiencias enoturísticas entorno a ella se han consolidado. El clima y las condiciones edáficas, suelos volcánicos, hacen que en Bali haya dos cosechas al año, posibilitando experiencias de vendimia a sus visitantes de forma repetida.
La tipicidad organoléptica de sus vinos y su exótico paisaje hace de Bali un enodestino cada vez más demandado por los enófilos pero también por los turistas.
Cuando pensamos en África, vinos y enoturismo, nuestro radar nos lleva al sur del continente, pero un gran secreto milenarios se esconde también para los enoturistas al norte del continente entre las estribaciones del Atlas y el océano Atlantico , en Marruecos, la región de Meknès, es considerada la capital del vino del país, con una tradición agraria y productiva desde la época romana. Existen ya 14 denominaciones de origen garantizadas (AOG) y una única indicación geográfica protegida (IGP) en Marruecos.
Los enoviajeros que quieran descubrir los vinos marroquíes a través de experiencias inmersivas en las bodegas de Meknés, pueden hacerlo con tours organizados desde Fez, en los que además de visitar las bodegas y los viñedos, se pueden deleitar con catas maridadas con una excelente gastronomía local.
Paradójicamente, en los enodestinos tradicionales el enoturismo se ha reconvertido también en una herramienta educativa y promocional con experiencias más democráticas (eventos, festivales, conciertos) en las formas para que las nuevas generaciones que también se sienten desvinculadas de la cultura del vino, socialicen, conozcan los entornos rurales, pero sobre todo se diviertan. En Europa, el sur de Inglaterra gana adeptos a la misma velocidad que sus espumosos de calidad ganan los mejores concursos.
Suiza y Austria, beneficiados por las temperaturas más cálidas y la proliferación de bodegas boutique implantadas en paisajes de ensueños y laderas naturales son epicentro de experiencias para el enoviajero de lujo.
Laderas escarpadas por los grandes ríos europeos (Rin, Duero, Garona, Miño y Sil..), que han sido recuperados como arterias de experiencias inmersivas a bordo de las navieras más exclusivas, para que el enoturista que visita Europa vea los mismos paisajes con los mismos ojos, pero desde otra perspectiva, a un ritmo más lento, mas consciente y disfrute más, sorbo a sorbo. La vecina Portugal ha sabido reinventarse en este sentido como ningún otro enodestino.
Estados Unidos, dónde California sin perder su hegemonía, da la mano a nuevos protagonistas dentro, el Valle de Lodi ha recuperado el modelo de catas sin reserva a precios módicos entorno a los 16 dólares dirigidos al público más joven, y fuera del Estado, dónde Texas recupera su valor histórico como productor( la vitis vinífera se introduce por primera vez en el actual territorio a través del Camino Real, de Santa Fe) y como destino enoturístico destacado, Texas Hill Country y la Ruta 290.
Chile y Argentina siguen siendo los grandes bastiones del enoturismo en el cono sur, sin olvidarnos de Uruguay y su cada vez más consolidada oferta enoturística que ha sabido combinar también con sus playas, como en Punta del Este.
Y con el ojo puesto en nuevos destinos como Colombia, gracias a la experiencia 360 grados que ofrece Viña Sicilia en el Departamento del Cauca, o el esfuerzo de recuperar las históricas producciones, documentadas desde el siglo XVI, y cepas patrimoniales que se viene dando en Perú, donde las experiencias pisqueras y enoturísticas son el broche de oro de una estrategia de posicionamiento del país como destino gastronómico en las últimas décadas.
Argentina es la única capaz en hacerle frente al gigante chino en lo que a proyectos de inversión inmobiliaria entorno a los paisajes, cultura y producción de los vinos se refiere. Pionera en este rubro, el del “enoresidente”, Mendoza y sobre todo el Valle de Uco ofrece un portfolio inigualable para todo aquel que quiera vivir entre viñedos y participar de la producción de un vino personalizado desde su misma casa.
Chile, lejos de los Valles más importantes y reconocidos, como el de Colchagua salpicado por bodegas y hoteles boutique y vinos y restaurantes de autor, guarda una experiencia eno astro turística única. Más al norte entre estribaciones montañosas y a más de 2.000 metros de altitud el Valle del Elqui, es un destino no sólo para degustarlo, sino también para observarlo, de día, pero sobre todo de noche, con sus cerros y cielos limpios, en los que es posible a simple vista observar la Galaxia de Magallanes, con una copa de buen vino en la mano.
La oferta enoturística de Australia y Nueva Zelanda, siempre ha estado alineada y diseñada para atarer al publico nacional más joven y a los nuevos consumidores. Nueva Zelanda con Malborough como destino preferido y la Sauvignon Blanc, que gracias a la canción del último álbum de Rosalía, se va a convertir en la variedad preferida por las nuevas generaciones y consumidores, como estandarte.
Recorrer todas sus zonas productoras es posible gracias a Classic New Zealand Wine Trail, con etapas también en Northland y Canterbury, epicentro de las bodegas y experiencias más sostenibles e innovadoras del país.
Australia, Barossa Valley con su Barossa Cheese and Wine Trail, Margaret River, Yarra y Mc Laren Valleis, vuelven a ser los enodestinos preferidos de los turistas chinos que visitan el país con crecimientos sostenidos en torno al 20% inter anual en los últimos años. Las inversiones Chinas en la industria vitivinícola australiana están generando un boom de este mercado emisor, un millón de chin@s visita Australia anualmente y aunque el Turismo Urbano es el mayor segmento porcentual, cada vez más turistas chinos visitan alguna de las zonas y bodegas auastralianas.
Si en algo más ha cambiado el mapa enoturístico, es en las expectativas globales de todos aquellos que planean sus vacaciones o escapadas entorno al vino y su cultura.
El entretenimiento, el disfrute, el sentirse protagonistas de momentos únicos, el contacto con la naturaleza, mientras se saborea moderadamente del vino en una copa y de la gastronomía local en el plato es una máxima irrenunciable, ser consciente del momento, interactuar con las comunidades locales y vivir “like a local”. Esas son las nuevas expectativas del enoviajer@ consciente, independientemente de cual sea el enodestino elegido, incipiente o tradicional.
Autora: Zaida María Semprún Gómez Segura
Experta internacional Enoturismo
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