Carmen Chamorro

La situación internacional actual y el contexto occidental bélico

Carmen Chamorro

La situación internacional actual y el contexto occidental bélico

La Unión Europea (UE) debiera asimilar, en estos momentos, la tendencia al rearme general de competencia militar, la supremacía tecnológica, la fusión de lo cívico-militar, el decoupling (reducción de las medidas de la dependencia china) y la guerra de la información. Funcionamos en una realidad psicológica, donde los valores, las imágenes y las percepciones van a conformar una nueva narrativa, dentro de un escenario de competición estratégica. 

La coyuntura es compleja y versa en la poca atención al adversario al que nos enfrentamos y un contexto europeo, excelente para la puesta a punto de la estrategia china: la proyección de una dictadura con aparentes atisbos democráticos y esclavos felices, socialmente hablando, sin obviar que el que se adapte al cambio con rapidez, logrará ser consciente del enemigo al que se enfrenta y cuán peligrosa es la amenaza a largo plazo. Rusia y China son actores revisionistas y la narrativa occidental adolece de obsoleta resistencia. 

Así iniciaba su intervención, David García Cantalapiedra, doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid, durante el desarrollo del seminario bajo el nombre de “Europa frente a las narrativas y la desinformación”, en la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Seminario conformado por tres mesas y organizado por el Think Tank y foro de reflexión en el ámbito de la Seguridad y Defensa, Minerva Institute, dirigido por los expertos en la materia, Ana Isabel Diaz Delgado y Manuel Robledo Torres.

El que también es director del Grupo de Investigación sobre Seguridad y Cooperación Internacional de la citada universidad, García Cantalapiedra, en la celebración de la primera mesa “Geopolítica y Desinformación”, ha anunciado que la invasión de Ucrania pudiera escalar a un conflicto militar porque el orden de seguridad europeo ha desaparecido. La guerra cognitiva integra capacidades cibernéticas, de información, psicológicas y de ingeniería social.  

En su exposición de motivos, ha coincidido con Kristina Buchok, analista ucraniana en Seguridad, Paz y Conflictos Internacionales, en que la solución no va a ser fácil, dado que China sostendrá a Rusia todo lo que pueda, si bien, el incremento de beligerancia afectará a Taiwán, “lo que no conviene a China”. En este mismo orden de cosas, Kristina Buchok ha denunciado que la OTAN debiera ser más activa en su narrativa contra Rusia.

Según García Cantalapiedra, la República popular China va a desarrollar un planteamiento de guerra ilimitada y el uso de todos los medios para que el enemigo acepte sus intereses. “El campo de batalla está en todos los sitios y China va a desarrollar tres estrategias: la guerra psicológica para desmontar el orden internacional; la guerra de la opinión pública y la guerra legal”, ha asegurado García Cantalapiedra. Lo que pretende es establecer un poder discursivo (dentro del poder blando) para que el otro haga lo que se desee, sin decírselo. ¿Cuá es el problema?, se pregunta García Cantalapiedra. Nos encontramos ante el Cognitive Warfare, actividades no cinéticas que obstaculizan separar los hechos reales de la ficción, y así dar paso a la fatiga mental informativa y la pérdida de credibilidad en los medios de comunicación.

Asimismo, este argumento ha sido ratificado por el analista de inteligencia, Manuel Robledo Torres (Coodirector de Minerva Insitute) durante su intervención, basada en la labor de la obtención de inteligencia defensiva para la construcción de una narrativa objetiva de toda la información que recibimos. Así las cosas, Robledo Torres ha destacado el papel esencial que juega la Educación en España que debiera incidir en que los más jóvenes y vulnerables aprendan a discernir. “¿A qué responde la idea que me venden?”. 

Las escuelas españolas deben impartir la asignatura de detectar señales de ruido, datos inútiles, información ambigua y desactualizada porque va implícito, la intención de manipular. “Los profesores son la medicina en estos momentos, porque no podemos ser meros receptores de la información”. A la hora de estimar intenciones, nos encontramos con el reto de la interpretación de la información que recopilamos. Si queremos desarrollar una inteligencia objetiva y precisa, debemos aceptar este problema. Hay que cuestionarse, hoy en día, todo, analizando, y tomándonos la molestia para llegar a la objetividad. “Los buenos no son tan buenos, ni los malos, tan malos en este conflicto, dado que ambas partes emplean sus armas”. No hay que dejarse convencer que “todo el mundo piensa igual “.

Dado que el auditorio no analiza lo que recibe, se penetra en las capacidades y voluntades de las personas a las que nos dirigimos. ¿Qué hace la Inteligencia? Enseñar a obtener información y evaluarla para generar un criterio propio. Esto es, facilitar la toma de decisiones desde la óptica del adversario, “vencer al enemigo, sin haberlo combatido”, ha mantenido el analista de Inteligencia, Manuel Robles.

Como representante de la Nato Sto Science and Technology Organization, (desde la Universidad de Salamanca), Javier Valencia Martínez de Antoñana ha advertido que los gestores de las redes sociales son incapaces de evitar que los manipuladores socaven la integridad de sus plataformas. Tanto así, que, la guerra de narrativas requiere de un modelo de alerta temprana. “La defensa ante la desinformación es una clara debilidad estratégica y no estamos preparados para combatir”. Se debiera incrementar en un 3 por ciento el presupuesto, centralizar los recursos y abrir el abanico para el despliegue de acciones contra las operaciones psicológicas. En definitiva, educar en materia de guerra desde niños sería una forma potente de contrarrestar la polarización social.

En la segunda mesa “Guerra y Desinformación”, Mercedes Pullman, licenciada en Filología rusa y Antropología Socio-Cultural, colaboradora habitual del programa “Cuarto Milenio”, ha advertido a los presentes que existe la necesidad de un pensamiento crítico y que este conflicto ha afectado a su casa (nació en la Unión Soviética) porque “no hemos aprendido a dialogar y menos a manejar esta cuestión bajo el prisma de la diplomacia. He sido víctima de la censura, no puedo acceder a cierta información y reitero la idea de una diplomacia fallida en toda regla”.

Por su parte, Javier Bernabé Fraguas, profesor de la facultad de Ciencias Políticas de la UCM, dentro del tercer panel “Tipología de la desinformación en los conflictos armados”, ha aludido a tres afecciones de la desinformación: la información errónea que se comparte, pero sin la intención de hacer daño; la desinformación como propaganda y la desinformación para infligir daño a una persona, organización o país. Igualmente, ha puesto énfasis en la “intención de la desinformación” como uso engañoso para incriminar a alguien o sembrar duda, suplantando las fuentes originales y manipulando las imágenes reales y en la “desinformación no intencionada”, a través de un contenido equivocado o falso, con fuentes incompletas que relatan la parte como el todo y con sesgo político, convirtiéndose en panfletos.

Autora: Carmen Chamorro. Atalayar Entre dos orillas

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