Dado que Estados Unidos aspira a alcanzar la cifra récord de 90 millones de visitantes anuales en 2026, cualquier nueva restricción podría afectar al sector turístico. Una mayor atención al control de fronteras y a la seguridad nacional podría limitar el crecimiento del turismo estadounidense y alterar el panorama mundial de los viajes, lo que afectaría a las aerolíneas, los hoteles y las empresas que dependen de los turistas internacionales.
Clima empresarial y protección de los consumidores
La administración del presidente Biden implementó políticas regulatorias que escudriñaban las fusiones, exigiendo estrictas protecciones al consumidor. El mandato anterior de Trump, sin embargo, adoptó un enfoque más laissez-faire, con menos restricciones a las fusiones y asociaciones empresariales. Esto podría traer nuevas oportunidades para que las aerolíneas y las cadenas hoteleras se expandan a través de fusiones sin una intensa supervisión regulatoria. El retroceso de las protecciones centradas en el consumidor bajo Trump también podría aliviar la carga regulatoria sobre las empresas de viajes, aunque los defensores de los consumidores se preocupan por la posible disminución de la responsabilidad por los derechos de los pasajeros y los precios justos.
Bajo la administración Biden, el sector de los viajes se benefició de iniciativas climáticas e incentivos para prácticas sostenibles, como la promoción de combustible de aviación sostenible. El historial de Trump de desregulación climática sugiere que podría deshacer estos incentivos, lo que podría obstaculizar el progreso hacia soluciones de viaje más ecológicas. Si bien las empresas pueden disfrutar de menores costes de cumplimiento, los defensores del medio ambiente temen que el impulso de la industria hacia la sostenibilidad pueda estancarse, lo que podría conducir a una regresión en las prácticas ambientales dentro del sector de los viajes.
Las aerolíneas, los hoteles y los servicios de transporte se beneficiaron bajo la administración de Biden del gasto en infraestructuras que modernizó los aeropuertos y redujo la congestión en las principales rutas de viaje. Aunque Trump ha apoyado proyectos de infraestructura en el pasado, su enfoque podría cambiar, añadiendo incertidumbre a los planes de inversión a largo plazo en transporte. Sin una financiación sustancial de las infraestructuras, las mejoras para aliviar la congestión y mejorar las facilidades de viaje podrían sufrir retrasos, lo que afectaría tanto a los proveedores de servicios como a los viajeros.
Políticas económicas: impuestos, aranceles e impactos en el mercado laboral
Los recortes del impuesto de sociedades propuestos por Trump podrían beneficiar a las empresas de viajes, liberando capital para invertir en crecimiento. Sin embargo, su postura sobre los aranceles podría reavivar los conflictos comerciales, con posibles repercusiones para las empresas de aviación estadounidenses como Boeing. El aumento de los costes debido a los aranceles y a las medidas de represalia de los socios comerciales podría interrumpir las cadenas de suministro, afectando a la capacidad de las aerolíneas mundiales para satisfacer la demanda de nuevos aviones.
Además, la postura conservadora de Trump sobre la inmigración podría poner a prueba el mercado laboral de trabajadores extranjeros temporales y estacionales, una mano de obra vital para hoteles, complejos turísticos y restaurantes. A medida que la industria se enfrenta a una escasez de mano de obra post-pandémica, los empleadores pueden recurrir a la automatización para cubrir puestos tradicionalmente ocupados por trabajadores de nivel básico. La escasez de mano de obra puede hacer subir los salarios, lo que obligará a las empresas a equilibrar los costes laborales y satisfacer la demanda de servicios.
La industria de viajes entra ahora en un período de recalibración mientras se ajusta a los cambios regulatorios y económicos esperados en el segundo mandato de Trump. Si bien algunas empresas pueden beneficiarse de la desregulación y la reducción de impuestos, las posibles restricciones a los viajes internacionales y un retroceso en las protecciones de los consumidores plantean dudas sobre la sostenibilidad del crecimiento a largo plazo. Con el sector atento a los cambios políticos, este mandato podría remodelar la dinámica de los viajes en Estados Unidos en los próximos años, equilibrando las oportunidades de crecimiento con la necesidad de adaptación en un entorno político volátil.