Nicolás Raffo Menoni

Las falacias del Turismo cuantitativo

Nicolás Raffo Menoni 

Las falacias del Turismo cuantitativo

Es un hecho que desde hace tiempo cada vez que hacemos un análisis sobre el Turismo apelamos a cuantificar y enumerar resultados. Es una práctica que se viene repitiendo desde siempre a pesar de que se sabe que no es la ideal pero que resulta tentadora y por eso se hace igual.

Se sabe de sobra que no se puede basar un análisis de éxito solo en los grandes números, pero igual caemos en la tentación o en la intención de hacerlo porque obviamente siempre es mejor tener más que menos. El problema es el precio a pagar por esa realidad.

Esta realidad nos lleva a varias falacias o engaños que los sabemos, pero que igual nos tapamos los ojos y los hacemos.

Un claro ejemplo de ello son los indicadores estadísticos comúnmente usados. Generalmente nos dicen que cuanto más grandes son los números, mayor el éxito de la gestión etc etc; y nos quedamos ahí porque: ¿para que “rascar” más? si podemos encontrarnos con una realidad que nos duele y que nos cuesta asumir y sobre todo intervenir.

El Turismo se mide desde siempre en la cantidad de turistas arribados, en el gasto que realizan y en las mayores o menores intenciones de viaje hacia adelante. Cuanto más grandes mejor!!!.

Esa realidad amparada en que hay cada vez más posibilidades de viajar, a mejores precios y cada vez a más lugares, son una realidad.

Todos sabemos de las oportunidades de desarrollo que brinda el Turismo, que son realmente genuinas y positivas si se las gestiona bien. Pero también sabemos de los impactos negativos y el precio a pagar por esa realidad.

NO se puede llevar siempre los números al alza, porque las cifras tienen un techo o un tope que puede ser natural o generado. No es viable en la práctica proyectar siempre números al alza porque a diferencia de la teoría, donde podemos simular hasta el infinito, la realidad nos habla de números y cifras finitas.

También porque los impactos pueden llegar a ser tan perjudiciales que incluso minimicen los éxitos que se puedan alcanzar.

Hay casos donde las mejoras y avances que se puedan lograr llevan en la práctica a que los resultados finales no sean los mejores, o incluso pueden ser peores a la situación previa inicial. Esto es debido al aumento desmedido de la demanda y explotación generada por el avance referido en principio. 

Varios ejemplos concretos para el Turismo:     

Se sabe de sobra que el Turismo genera impactos negativos sobre los destinos en los cuales se desarrolla la actividad, pero hacemos caso omiso a ese detalle y muchos destinos igual siguen apostando a la cantidad sobre la calidad.     A lo cuantitativo sobre lo cualitativo.   

Este detalle no es menor porque apuntar a la calidad es mucho más difícil desde el punto de vista de la gestión. Ello implica planificar mejor, mejorar las infraestructuras, generar capacitaciones adecuadas sobre quienes quieran brindar los productos y servicios a ofrecer, que se necesite articular y gestionar adecuadamente entre los grupos de interés, que se accesibilice toda la oferta y mucho más.

Tuvimos una oportunidad de oro con la pandemia que nos “revolcó” a todos por igual.    En la teoría se pregonaba por un posible cambio de paradigma que en los hechos nunca llegó.     La realidad nos muestra que por omisión en muchos casos, por necesidad en muchos otros o por simple decisión se optó por más de lo mismo.

Si no podemos hacer una introspección y análisis crítico sobre lo que hacemos, lo que queremos, lo que debemos y lo que realmente podemos hacer, seguiremos teniendo lo de hoy y bajo el eslogan de “más por más” traducido en más Turismo con más daños al medio ambiente.

En ese panorama la sostenibilidad seguirá siendo una falacia y una linda utopía para mañana…el problema es que no podemos permitirnos esa realidad.

Cuando arranca un año nuevo, se multiplican los pronósticos sobre lo que se viene y lo que pasará con el Turismo y en lo personal y lo digo con mucho respeto, creo que no hace falta ser un gran gurú para poder definir varios de los aspectos por los cuales pasará la actividad.

¿Lo intentamos?

¿Se sorprendió? 

Seguramente no, porque como vengo comentando desde el inicio de este artículo, el paradigma es el mismo. Vamos camino a más de lo mismo pero potenciado por las posibilidades de la tecnología que cada vez avanza más.

Sin dudas aparecerán cosas nuevas y se seguirá pregonando una necesaria e impostergable sostenibilidad, y nuevos paradigmas para la actividad, pero por los caminos actuales no venimos muy bien.

Debemos sentarnos a intercambiar y pensar nuevas formas de encarar y desarrollar una actividad que como siempre digo es hermosa y desafiante.    No es una actividad para iluminados; es una actividad que debe ser analizada y repensada en forma colectiva, buscando el bien común y en base a las verdaderas posibilidades de cada caso.  Esto seguramente implique renuncias, entre ellas económicas, que no sé si estamos dispuestos a asumir. De no hacerlo seguiremos escuchando discursos políticos y socialmente correctos pero que derivan en las falacias a las que hice referencia.

Como siempre abogo por esos espacios de intercambio y bienvenidos todos los aportes y miradas diferentes para poder tener un mejor Turismo para todos.    Un turismo que sea realmente de calidad y no solo de cantidad.

Las ideas y opiniones expresadas en este documento no reflejan necesariamente la posición oficial del Tourism and Society Think Tank ni comprometen en modo alguno a la Organización, y no deberán atribuirse al TSTT o a sus miembros.

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