Uruguay siempre ha sido un país que se ha caracterizado por ser un destino receptor de turistas, en su gran mayoría provenientes de Argentina y Brasil, que son los países limítrofes que tienen frontera directa con nuestro territorio y que en condiciones normales, y según el año de referencia aportan entre un 70 y 80% de los arribos totales.
Viendo la realidad actual de nuestra región a nivel de Turismo (este análisis se hace a mediados del mes de julio del año 2022), vemos que la situación ha cambiado y que nuestro país es hoy el segundo destino emisor hacia Argentina, solo por detrás de Brasil; tanto en la cantidad de turistas, como en la recuperación de mercados. En mayo de este año se superó en un 163% las cifras prepandemia de mayo del año 2019.
Si miramos los números de referencia para Uruguay, vemos que la tendencia emisora no se detiene y crece; en las dos primeras semanas de julio salieron 163.810 uruguayos e ingresaron en igual período unos 74.000 extranjeros (según cifras de la Dirección Nacional de Migraciones).
En proporción; por cada 4 uruguayos salidos ingresó 1 argentino o cada 10 uruguayos que salieron del país ingresó 1 brasileño a Uruguay (ambos países tienen respectivamente 13 y 60 veces más población que nuestro país lo que grafica el desequilibrio actual)
Me encantaría poder lanzar un mensaje optimista y más alentador, pero en la actual coyuntura macro y micro económica, nuestra perspectiva en materia de recuperación receptiva viene complicada en el corto y mediano plazo por las siguientes razones a saber:
1) según un informe de Bloomberg, nuestra región seguirá complicada, siendo Argentina y Brasil dos países con serios riesgos de default para el año 2022 (ocupan los lugares 7 y 11 a nivel global), lo cual los obligará a tener que seguir tomando medidas defensivas que frenarán o enlentecerán la salida de sus residentes.
2) seguirá siendo favorable la salida de uruguayos al exterior debido a las diferencias cambiarías, lo cual también incidirá en un menor turismo interno.
3) la conectividad aérea sigue planchada respecto a la prepandemia y no hay perspectiva de mejora hasta el año 2024; al día de la fecha hay planificados casi un 30% menos de asientos desde y hacia nuestro país.
4) los costos de los pasajes aéreos se incrementarán debido al aumento del petróleo y/o la incorporación de combustibles más sostenibles, pero más caros.
5) se perdió conectividad con uno de los principales destinos emisores en cuanto al gasto, cómo Estados Unidos, y si bien se anunció un retorno a las operaciones desde octubre, los vuelos programados no mueven la aguja y son a confirmar (American Airlines sube y baja a su conveniencia los vuelos programados)
6) nuestra promoción en el exterior es tibia y no muestra signos de ser muy efectiva, al menos en el corto plazo y en vista a las reservas programadas hacia adelante, en parte por las serias dificultades que atraviesan nuestros vecinos, que son nuestros principales socios turísticos.
7) estamos sujetos a fuertes vaivenes que no controlamos, cómo la cancelación de la Temporada de Cruceros del año 21-22 debido a las medidas que aplicó Brasil en desmedro de los otros países de la región.
8) nuestro país viene rezagado en materia de inversión en Tecnología e Innovación, sobre todo a nivel del sector privado, donde se encuentran las Mypes (Micro, pequeñas y medianas empresas) que son la gran mayoría dentro del sector turístico, lo cual dificulta la velocidad de reacción y respuesta, en una época donde el Big Data y la posibilidad de poder contar con información en tiempo real son un verdadero diferencial o una ventaja competitiva.
9) tenemos un flujo turístico fuertemente estacionalizado en la mayoría de los destinos que ofrecemos a nivel país, salvo para el caso de Montevideo, que es la capital del país y en menor medida Colonia.
En base a lo descripto y a las cifras actuales, no se ve una recuperación del Turismo en forma significativa en el corto plazo.
Si habrá una próxima temporada mejor a la previa, porque la anterior fue simplemente mala o pobre; cómo la quieran llamar, ya que en el primer trimestre del 2022 ingresaron casi 400 mil turistas (que son aproximadamente el 40% de los que ingresaron en iguales trimestres del 2019 o 2020 que son los últimos trimestres “normales” de referencia).
De esta situación se sale trabajando y aportando entre todos; con un análisis fuerte de la situación actual y viendo en qué variables podemos establecer una ventaja competitiva sostenible en el mediano y largo plazo.
Nuestro país debe asumir una estrategia proactiva, apuntar a establecer una imagen fuerte que se pueda y desee comunicar y además buscar que se pueda experimentar por parte de quienes vengan; imagen que debe ser real y no aspiracional (tanto a nivel interno; porque quienes somos los anfitriones estemos convencidos de ella y en lo externo; para que los turistas la puedan vivenciar y comparar contra la imagen que tienen sobre nuestro país al día de hoy),
Si bien puede resultar a concepto obvio y reiterado, hoy más que nunca se tiene que apuntar a una concertación nacional, donde todos los actores de la cadena de valor del Turismo puedan aportar su visión y sus necesidades para entre todos establecer una estrategia con más chances de éxito y que necesariamente debe ser impulsada y liderada desde el ámbito gubernamental.
Mag. Nicolás Raffo Menoni
Las ideas y opiniones expresadas en este documento no reflejan necesariamente la posición oficial del Tourism and Society Think Tank ni comprometen en modo alguno a la Organización, y no deberán atribuirse al TSTT o a sus miembros.
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