Nicolás Raffo Menoni

Turismo post pandemia con el diario del lunes

Nicolás Raffo Menoni 

Turismo post pandemia con el diario del lunes

“Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”

Pasado el tiempo las cosas poco a poco van volviendo a su cauce y con el diario del lunes podemos sacar conclusiones.

Se aventuraron muchos pronósticos y profecías a cumplir y como siempre la realidad nos dio de lleno contra el rostro.   Muchos de los pronósticos futuristas se fueron al traste porque lejos de dar en el blanco, se quedaron cortos o lo que es peor, dieron resultados muy distintos a los vaticinados.

En un ejercicio de reflexión y recolección de la información disponible podemos reafirmar algunas verdades y desestimar otras.

Presento algunas a modo de titulares con su justificación y opinión al respecto:

1) El Turismo tardará más de lo previsto inicialmente para recuperarse y esa recuperación se dará en formas desiguales entre las regiones y los países de referencia.

Algunos destinos lo lograrán en el correr del 2023 y otros demorarán hasta el 2025 para superarse o recuperarse a pleno.

Ley de Pareto mediante, se seguirá cumpliendo que el 20% de los destinos más importantes seguirán acaparando el 80% de los desplazamientos globales de turistas internacionales.

No lo cree.

Haga cuentas y sume los 10 o 20 principales destinos del mundo y calcule sobre las cifras que maneja la Organización Mundial de Turismo (OMT) para los desplazamientos globales y verá que no le erra.

¿Lo ayudo?

El barómetro de la OMT (2023) nos dice que en el año 2022 se movieron a nivel global unos 969 millones de personas.     En esa cantidad, Sudamérica, África y Asia representaron ente los 3 continentes solo el 17,7% de ese total. Solo entre Europa y América del Norte representan más del 70% de la cantidad total.

2) “No hay ningún cambio de paradigma”, en lo que respecta al Turismo se volvió a más de lo mismo.

Las cifras y los parámetros a medir siguen siendo eminentemente cuantitativos sobre los cualitativos y seguimos midiendo cantidades (más turistas, más ingresos, más dolores de cabeza para los destinos).

Es más, vemos como deseable aumentar el gasto y las estadías de los turistas y apuntar al turismo de lujo, porque si tengo más, es obvio que puedo darme el lujo de gastar más cuando y donde quiera.

En el discurso y la teoría cierra redondo, pero en los hechos, si tengo más quiero acceder a mejores estándares de calidad y exijo que mi disponibilidad mayor de dinero pese y valga.  

Es por eso que la pregunta debería ser si todos los destinos pueden aspirar a eso.  En la práctica la respuesta es clara y tajante: “No es para todos”.

3) “El Turismo será sostenible o no lo será...”.

¿No será mejor entonces que convengamos que no lo será? Porque está bárbaro y es necesario y deseable ser más sostenibles, pero seguimos aspirando a una visión romántica de la realidad.   

Está bárbaro decirles a los otros que sean más sostenibles mientras prendo mi lavarropas, el lavavajillas y me baño con 50 litros de agua caliente.

Esa frase puede sonar a provocación, pero es la triste realidad, los impactos que genera el Turismo están lejos, muy lejos todavía de ser sostenibles.   Si no reparamos en ese detalle estamos partiendo de algo que está mal desde el vamos.

Obvio que es necesario y deseable que se apunte a una mayor sostenibilidad y hay que hacer esfuerzos enormes para lograrlo, pero esos esfuerzos no pueden ser iguales para todos.

Un ejemplo concreto e ilustrador:   

Según datos de la Organización Mundial de la Salud manejados por la Fundación Aquae; en África en un país como Nigeria el consumo per cápita de agua puede rondar entre los 10 y 20 litros diarios, mientras que en un país desarrollado ese consumo puede ascender fácilmente hasta más de 225 litros dependiendo del país de referencia.      

La cuenta y una posible acción concreta debe ser de un aumento en el consumo de más de un 100% para unos y en una disminución del 50% para otros. Matemáticas mediante nos da que el país con menos consumo pasará a consumir entre 20 y 40 litros diarios y el de mayor consumo debería pasar a consumir unos 125 litros diarios.

Cualquier lector se dará cuenta que igual las diferencias seguirán siendo abismales en el acceso al líquido y vital elemento.

Si se toman otros ejemplos en lo que respecta a contaminación, consumos de más, igualdad e inclusión, por mencionar algunos otros ejemplos, pasa lo mismo.

La pregunta del millón es:

¿Somos tan solidarios como pregonamos en el discurso y la necesidad como para pasar a la práctica?

Lo lamento mucho y perdón por el pesimismo, pero déjenme dudar…

4) La gente querrá volver a lo natural y al contacto con la naturaleza.

Si, pero de la forma lo más parecida posible a como vive en la ciudad.   Y eso significa con conexión, servicios y las comodidades a las que están acostumbradas.

Obviamente no seamos tajantes y demos crédito a quienes son realmente naturistas, pero son los menos, al igual que antes de la pandemia.    

Y si por alguna razón cree que las zonas rurales pueden absorber una cantidad de demanda que sobrepase las disponibilidades e infraestructuras existentes, hablemos con Harry Potter para que haga aparecer alojamientos, soluciones gastronómicas, accesos y transportes en los lugares donde antes no estaban. Porque solo por arte de magia es la única forma en la que puedo concebir un cambio de la magnitud que se debería hacer en la mayoría de las zonas rurales que quieran capitalizar ese aumento en la demanda.

En pocas palabras, la demanda no es acompañada por la necesaria oferta. Por esa razón se irán a los lugares que estén disponibles y si la demanda es grande, los precios lo serán también.

5) Las Smart Cities o ciudades inteligentes y los Destinos Turísticos Inteligentes o DTIs serán la solución y el camino a seguir.

Esta sentencia sería válida si los nuevos enfoques basados en la aplicación de las TICs pueden solucionar las necesidades de la gente, pero en la medida que eso no está sucediendo, caemos nuevamente en un manto de dudas.

El urbanismo es un hecho que lejos de detenerse va en aumento, las personas cada vez más vivimos en ciudades. En regiones como Latinoamérica ese fenómeno se ve exacerbado y manejamos guarismos de 81% de la población viviendo en ciudades.

En Uruguay esas cifras pasan a un 95% por lo cual solucionar el tema urbano es vital y nos va la vida en ese detalle.

Pero como tecnologizar y digitalizar todo no es la solución, y además sale caro, lo que sí será válido es poder tener inteligencia para utilizar los datos, transformarlos en información y conocimientos para poder tomar decisiones acertadas y en tiempo real.   La inteligencia pasará por esa cualidad y no solo por tener tecnología y ostentarla.

Necesitamos ser optimistas, pero críticos también.  Cuestionarse estos enfoques es la única forma de no ser complacientes y nos permite tomar cartas en el asunto para no depender de los demás.

6) Si alguien les quiere vender qué es lo que se viene en el futuro, no compren, les están vendiendo humo.

Lo único probable es que habrá mucho más que hoy, pero es muy difícil saber qué.

Eso sucede por la sencilla razón de cada vez más se generan nuevos conocimientos y en forma exponencial.    

Estamos acostumbrados a pensar e imaginar con lógicas humanas que aplicamos a nuestra semejanza, y todavía las máquinas y computadoras están diseñadas y programadas para sistematizar así y en forma más rápida que los humanos.

Asumiendo que nuestra capacidad cerebral es en gran parte todavía desconocida y si se lograra que las máquinas puedan razonar en base a redes parecidas a las que establecen las neuronas (redes neuronales y deep learning), pero más rápido, aprendiendo de esos procesos y en formas exponenciales, se abriría un mundo nuevo.    Incluso si se les pudiese dotar de un sistema diferente al que aplicamos hoy, no sería descabellado imaginar que se abre un universo de nuevas posibilidades que son inabarcables con las lógicas que pensamos y entendemos hoy.     En tal caso sería inimaginable lo que puede llegar a pasar en un futuro aparentemente no tan lejano.

No deberíamos temer a los posibles escenarios que refiero; deberíamos asumir una mirada o perspectiva crítica, delinear estrategias y caminos flexibles y adoptar una mente abierta y resiliente para poder adaptarnos.

Lo único que sí me animo a afirmar, es que la consigna será más que nunca: “adaptarse o morir”.

¿Qué pasaría incluso si nada de esto llegase a ocurrir?

Pensemos en un cataclismo natural u otro provocado por el hombre.   En esos casos también tendremos que adaptarnos a nuevas realidades, que no son posibles gestionar o asegurar con las lógicas que manejamos hoy.

Dejo por acá, con una mirada optimista sobre el futuro y crítica a la vez, con la necesidad de seguir aprendiendo para adaptarse a lo que vendrá.   El tiempo dirá, esperemos ahora el diario del martes…

Autor: Mag. Nicolás Raffo Menoni

Las ideas y opiniones expresadas en este documento no reflejan necesariamente la posición oficial del Tourism and Society Think Tank ni comprometen en modo alguno a la Organización, y no deberán atribuirse al TSTT o a sus miembros.

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